Un ventanal con mucha luz, cuarterones en el dormitorio, tonos blancos con toques rosados o perder una habitación para ganar un vestidor. La propietaria quería tener en su casa un reflejo de su personalidad y Backsteen, el estudio de Víctor Zorita, lo consiguió. "La idea principal del desarrollo de este proyecto de Madrid fue hacer una casa a la medida de nuestra clienta, una doctora en farmacia de 47 años que buscaba un remanso de paz y un lugar para disfrutar con familia y amigos. Nos encontramos con una vivienda de 90 metros completamente compartimentada en dos dormitorios, dos baños, salón y cocina, además de un hall de entrada con proporciones exageradas para el tamaño del apartamento. La principal acción fue derribar todas las tabiquerías interiores para lograr una reestructuración acorde a sus necesidades”. 

De esta forma, desde la misma entrada ya se adivina el estilo del resto de la casa, pues se creó una más pequeña que, sin necesidad de puertas, se convierte en zona de almacenamiento y recepción. Además, se instaló un aseo de cortesía y un gran armario. Por otro lado, la unificación de salón y cocina consigue crear un espacio continuo abierto que se diferencia por los colores y el mobiliario. Un azul lacado para la cocina y un tono blanco con toques rosas para el salón. Eso sí, sin olvidar los detalles en dorado, que son una constante en toda la casa.

Especial importancia se le quiso dar al gran ventanal de este espacio común que conforman salón y cocina, y para enfatizarlo se colocaron molduras en el techo y un cortinero con la doble función de albergar el estor y una tira de led que baña el estor y “manifiesta así el trazo del lino con el que está compuesto”.

Una zona privada muy especial

Otras de las necesidades tuvieron como protagonista el dormitorio. De los dos iniciales que tenía la vivienda, se pasó a uno con un vestidor, y se creó una zona de trabajo aprovechando la existencia de un pilar. “Con el objetivo de que no estuviera integrado en el dormitorio, se creó un cerramientos de hierro y vidrio que permitía el paso de la luz desde la ventana al dormitorio, pero que zonificaba y dividía el espacio de descanso y el de trabajo. Consideramos fundamental crear ambientes dentro de la vivienda donde se pueda trabajar pero no interfieran directamente en la vida”.

Para separar el baño se jugó con una puerta de suelo a techo que por el lado del dormitorio es un enorme espejo, que lo oculta y a su vez se convierte en una forma de ampliar la sensación de espacio, igual que en el propio baño. “Se ha planteado como un espacio sencillo, limpio y relajante, mezclando cerámicas en suelo de baño y ducha para dar una sensación de amplitud, y en el revestimiento de paredes de la zona de agua. El resto de las paredes se han realizado con microcemento, que unifica los espacios y da un acabo natural. Los tonos tierras junto a la gama de blancos, crean una gama de colores neutros que buscan esa idea buscada de relajación”.