La palabra reforma genera mucho estrés, y su además le añadimos las palabras piso pequeño, todavía más. Levantar suelos, derribar tabiques, generar nuevos espacios o distribuciones, colores, texturas, todo nos parece un mundo y ese es precisamente el gran error que cometemos: pensar todo lo que tendríamos que hacer y directamente, no hacerlo.
Para que eso no ocurra, hemos consultado a la arquitecta Lourdes Martínez Nieto para que nos dé la claves que debemos seguir a la hora de lanzarnos a realizar una reforma en nuestro reducido pero maravilloso piso. Y nos ha mostrado la luz. Toma nota porque no hay nada como ponerse en manos de quienes saben.
No identificar lo que mantenemos
"En cualquier tipo de reforma consideramos importante identificar cuáles son los elementos existentes que merece la pena mantener o priorizar. Hace poco leí (no recuerdo dónde) que lo moderno nos atrae y lo viejo nos conmueve. En la rehabilitación y reforma pasa algo así, es un balance entre ambos, como en una relación en la que el tiempo y la confianza te dan tranquilidad y lo nuevo y la chispa la mantienen viva. Por eso en las viviendas nos sentimos atraídos por espacios renovados y a la vez nos encanta la sensación de que el edificio tiene historia, que es una finca noble, que la fachada es de tal época y hoy ya no se hace… elementos que la hacen única y hoy no podríamos replicar".
No saber qué es lo que queremos conseguir
"Mantener este equilibrio y resaltar o ensalzar aquello que realmente merece la pena es una de nuestras prioridades a la hora de intervenir en viviendas existentes. Recomendamos, ya sea con el estudio de arquitectura o de forma particular, hacer un mood board inicial en el que volquemos todas nuestras ideas, qué queremos conseguir, los tonos que nos gustan, espacios, iluminación, para priorizar y descartar, ya que si queremos que todo sea importante, nada pasa a serlo en realidad".
Sin hilo conductor
"Establecer un concepto a partir de aquellos elementos o ideas a las que no queremos renunciar para que sean nuestro hilo conductor a lo largo de todo este proceso y que cuando queramos hacer cambios o plantear nuevos acabados, miremos a él para que cada parte y decisión responda a un todo".
No tener un presupuesto realista
"Ser realistas con el presupuesto del que disponemos y evitar evitar los "apaños". A veces, por no tirar un tabique, condicionamos muchas decisiones del proyecto y posteriormente puede haber problemas con los que no contábamos, como que no haya paso para las instalaciones, que la pared no está recta y cuando colocamos la carpintería de las puertas, armarios o rodapiés se nota porque salen curvas… Es decir no atarse a lo existente sólo por ahorrar, ya que puede llevarnos a sumar en lugar de restar, por lo que nos limita".
No considerar la distribución de espacios
"A la hora de plantear cambios en la distribución, nuestro criterio responde siempre a optimizar el espacio, ganar sensación de amplitud y aprovechar al máximo la luz, planteando espacios diáfanos, ejes visuales que nos garanticen las conexiones de extremo a extremo de la vivienda, ordenar geométricamente los paramentos de forma que todo esté alineado y dé mucha calma, marcar una misma altura en toda la vivienda, así como el uso de solados continuos en la medida de lo posible. También la utilización de puertas correderas, elementos mixtos que tengan doble función, como una isla-comedor, almacenaje oculto y una paleta de materiales en armonía en todo el proyecto".
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