Los atentados del 11S en EE.UU supusieron, entre muchas otras cosas, cuestionar la seguridad de los grandes rascacielos y su posible vulnerabilidad frente a la amenaza terrorista. Pero, aunque algunos proyectos tanto en territorio estadounidense como en el resto del mundo sufrieron de forma inmediata un parón e, incluso, fueron cancelados a raíz de la tragedia, más de 20 años después, el miedo parece haberse desvanecido por completo, y de hecho asistimos a una época gloriosa para los colosos de hormigón, acero y cristal.
En el año 2000 había 25 súper rascacielos –de más de 300 metros de altura– en todo el mundo (estos son los más altos de España); dos décadas después, la cifra supera los 200, con muchos más en construcción. Nueva York, epicentro de los ataques, es un buen ejemplo: de sus diez edificios más altos, solo el icónico Empire State Building fue construido antes de los atentados. Estos son los proyectos que, de mayor a menor altura, han vuelto a reafirmar a la Gran Manzana como la ciudad de los rascacielos.