La Isla de la Cartuja en Sevilla, que durante un tiempo pareció languidecer tras los fastos de la Expo'92, ha renacido en los últimos años como un potente polo arquitectónico vinculado a su actividad como parque científico y tecnológico. La última incorporación no podía tener más pedigrí: el celebérrimo estudio danés BIG Architects liderado por uno de los arquitectos más afamados del momento, Bjarke Ingels. Suya es la propuesta Solar Cupola que ha resultado elegida entre más de 60 proyectos presentados en el concurso internacional convocado por la Comisión Europea para construir el Joint Research Center (JRC), el Centro Común de Investigación que albergará doce unidades de investigación y unidades de apoyo.
El diseño de BIG Architects se inspira en la arquitectura vernácula de Sevilla, cumple con el compromiso de sostenibilidad del JRC y une la visión europea de la iniciativa de la nueva Bauhaus, estableciendo un nuevo punto de referencia para el espacio de trabajo que potencia la colaboración, la co-creación y es adaptable a las necesidades futuras del centro.
El nuevo edificio de casi 10.000 metros cuadrados, cuya construcción está prevista que se inicie en 2024, también enlaza con el objetivo del Ayuntamiento de Sevilla de convertirse en un referente mundial en sostenibilidad en 2025 y la visión local de eCitySevilla para descarbonizar y hacer la transición de la Isla de la Cartuja a fuentes de energía 100% renovables.
Inspirándose en las sombreadas plazas y calles de Sevilla, BIG propone cubrir el proyecto con una nube de marquesinas solares que protejan la plaza, el jardín y el edificio de investigación, de forma similar a las pérgolas típicas de Sevilla. Las marquesinas son unas livianas láminas fotovoltaicas de forma cuadrada sostenidas por un bosque de esbeltas columnas. La cubierta cae en cascada desde el centro de la parcela a una altura de escala humana en su periferia, creando una variedad de espacios públicos debajo de él.
En el interior, las funciones del nuevo edificio del JRC se organizan con un programa público y de servicios como comedor, un centro de conferencias y espacios sociales en la planta baja, mientras que las oficinas y las unidades de investigación ocupan los pisos superiores por privacidad y seguridad. Los lugares de trabajo colaborativos dan a la plaza, mientras que los espacios de trabajo que requieren más concentración dan al jardín. El diseño propuesto está hecho para ser completamente flexible y adaptable de acuerdo con las necesidades futuras del JRC.
El proyecto supone para Bjarke Ingels un regreso a las raíces españolas de su carrera como arquitecto. "De haber comenzado mis estudios como arquitecto en Andalucía y luego regresado a la ETSAB de Barcelona, a ahora tener una oficina de BIG con 50 personas en Barcelona, este proyecto se siente como si cerrara el círculo”.