Al mismo ritmo con el que desnudamos nuestras intimidades, de manera más o menos fidedigna, a través de las redes sociales, hemos ido derribando las barreras que se levantaban en el interior de nuestros propios hogares. Renunciando a un concepto de “intimidad” que aparece hoy más relegado que nunca a reducidos aspectos de nuestra vida, del mismo modo que las estancias de nuestras casas han ido perdiendo esa distinción tradicional entre lo público y lo privado que las caracterizaba. Un hecho que ha ido generando en contraposición viviendas cada vez más públicas para residentes y asiduos visitantes, en las que las cocinas se presentan como máximo exponente de esa silenciosa revolución social en la que nos encontramos inmersos. Pasando en unas pocas décadas de ser uno de los terrenos más acotados de cualquier hogar, a levantarse como parte integrante de comedores y salas de estar. Una tendencia que no va hacer sino aumentar en los próximos años, y que tenemos intención de ayudarte a implementar con esta serie de consejos con los que conseguir una cocina completamente abierta e integrada. ¡Adiós tabiques! Sea cual sea el estilo de cocina abierta que estes buscando, enseguida te darás cuenta de que para conseguirla no necesitarás más cantidad de metros cuadrados , como deshacerte de gran parte de esos tabiques y puertas que encierran tu vieja y tradicional cocina. Todo ello salvo que tengas decidido cambiarla de ubicación a otra zona de tu casa, algo mucho más habitual de lo que piensas hoy en día. Pero exceptuando esos casos puntuales, no importa si tu cocina linda con un pasillo, con el recibidor o con la sala de estar. Deberás buscar la mejor manera y el diseño más adecuado para poder crear ese espacio más diáfano, abierto e integrado con el que tanto sueñas. Construye tu propia isla Una vez eliminadas todas esas barreras y tabiques que nos impedían poder disfrutar de una cocina abierta, surge la necesidad de saber articular correctamente esa unión entre el espacio destinado a cocinar, y esa otra estancia en la que nuestra cocina ha quedado integrada. Una de las soluciones más tradicionales, es la de instalar una isla que albergue desde la zona de los fogones al fregadero, o que simplemente actué a modo de bancada. Seguiremos estando ante un espacio completamente abierto y unificado, pero la isla actuará a modo de barrera visual y nos ayudará a zonificar la estancia, dando como resultado un entorno visualmente más limpio y armónico. Una barra para desayunos En aquellos pisos de dimensiones más reducidas , o en los casos en los que sencillamente por razones de diseño o por nuestro propio gusto no decidamos contar con una isla, como alternativa podemos plantearnos la instalación de una península o una barra de desayunos al más puro estilo americano. En estos casos tendrás que decidir si prefieres optar por un diseño abierto, o por el contrario cerrar la parte baja de la barra. Siendo preferible la opción abierta en aquellas viviendas más pequeñas, ya que ayudará a generará una mayor sensación de amplitud. Separada con cristaleras A pesar de su indiscutible atractivo, hay quienes todavía se resisten a los encantos y las facilidades de contar con una cocina abierta e integrada. Y entre sus principales razones para hacerlo, esgrimen sus miedos a que tanto el humo como los olores que se generan al cocinar terminen por impregnar cortinas, sillones y demás objetos y estancias de la casa. Contar con un buen sistema de extracción de humos es una pieza fundamental de cualquier cocina, sean estas abiertas o cerradas. Pero si eres de quienes les gusta caminar sobre seguro, puedes barajar la posibilidad de instalar algún elemento acristalado de separación, como grandes hojas correderas, abatibles u originales sistemas plegables con marquetería lacada en blanco, negro o cualquier otro color. Otorgarán una atmósfera de lo más chic. Arcos y pórticos Para provocar esa sensación de separación entre el ambiente destinado a cocinar y esa otra zona de paso, sala de estar o comedor a la que queda vinculada nuestra cocina abierta, podemos recurrir igualmente a recrear arcos o pórticos que actúen de frontera visual. A veces la eliminación de los tabiques puede ser parcial, conservando algunos elementos que nos ayuden a dar la sensación de un ambiente diferente, ya sea en el techo con molduras o vigas o a mitad de camino con aperturas en la pared. Unificar ambientes Al abrir la cocina se produce una confusión entre las zonas de la casa, no se sabe bien dónde acaba el salón y comienza el comedor o la cocina. Para evitar ambientes contrastados lo mejor es optar por soluciones que unifiquen, ya sea usando la misma paleta de colores en las nuevas zonas o bien con elementos comunes como madera o azulejos. Una cocina mural Comenzaron a ponerse de moda durante la primera mitad del siglo XX gracias al movimiento moderno, y al auge de un pensamiento crítico que indagaba en la búsqueda de nuevas tipologías habitacionales. Fruto de aquellas inquietudes, se comenzaron a construir edificaciones con apartamentos de dimensiones cada vez más reducidas, en las que por el contrario se primaba la creación de espaciosas zonas comunes como restaurantes, piscinas e incluso tiendas, pensadas como áreas de reunión y socialización en las que los residentes pudieran pasar gran parte de sus horas del día. Por el contrario, el espacio privativo de los apartamentos se iba reduciendo hasta convertirlos en prácticamente confortables habitaciones de hotel en las que pasar la noche. Unas soluciones más utópicas que prácticas a la vista de los hechos, que sin embargo nos dejaron conceptos tan útiles hoy como el de las cocinas en forma de armario, o cocinas mural. En sus inicios era habitual mantearlas ocultas tras una serie de puertas plegables o correderas. Pero gracias a un buen diseño de armarios, hoy pueden quedar perfectamente a la vista resultando de lo más prácticas, atractivas e integradas.