"En verano, al norte". Esa sería mi primera frase si alguien me pregunta por un pueblo en el que descansar entre julio y agosto. Como buen gallego, debería recomendar algún lugar de mi tierra, pero para no caer en la obviedad, he preferido recomendar un pueblo de nuestros primos hermanos, los asturianos. Y es que hay lugares que parecen salidos de un sueño, y luego está Cudillero, que va un paso más allá y parece que se ha escapado de un cuadro impresionista. Este pintoresco pueblo de Asturias es mi rincón favorito, mi refugio estival y, sí, el lugar que insisto en recomendar a todo el que busque un destino veraniego especial.

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Cudillero al caer la noche

Cudillero al caer la noche

Petr Slovacek

Ubicado en la accidentada costa del mar Cantábrico, Cudillero es un anfiteatro natural de casas de colores que se abrazan a la ladera de la montaña y descienden en cascada hacia el puerto. Cuando llegas a él, te sientes parte de una película (de las buenas), con el océano como protagonista y las montañas verdes como un telón de fondo dramático.

 

La arquitectura de Cudillero es un testimonio viviente de la historia y la cultura marinera. Las casas de pescadores, pintadas con una paleta de colores vivos que parecen competir por captar la luz del sol, están diseñadas de manera ingeniosa para aprovechar el terreno empinado. Caminar por las estrechas callejuelas empedradas, conocidas localmente como "reverendas", es como navegar por un laberinto donde cada esquina te regala una nueva perspectiva del mar o una vista inesperada de los tejados multicolores.

 

Lonja Cudillero

La lonja en la Plaza de la Marina

Pexels

Uno de mis lugares favoritos es la Plaza de la Marina, el corazón pulsante del pueblo. Aquí, puedes sentarte en una terraza y disfrutar de un café mientras observas la vida pasar en este puerto pesquero activo. La plaza está rodeada de restaurantes que sirven delicias locales como el caldereta de pescado y mariscos frescos, directamente del barco a tu plato. No hay nada mejor que degustar estos platos mientras el sol se pone y los pescadores preparan sus redes para la faena nocturna. Un auténtico sueño de verano. 

Una visita obligada es la Iglesia de San Pedro, situada en lo alto de la colina, dominando la vista del pueblo. Construida en el siglo XVI, esta iglesia de estilo gótico tardío es un punto de referencia tanto espiritual como visual. Desde su explanada, se puede disfrutar de una vista panorámica espectacular de todo Cudillero y su puerto.

Si lo tuyo es la aventura, Cudillero no decepciona. Las rutas de senderismo que rodean el pueblo te llevan a descubrir playas escondidas y acantilados impresionantes. Uno de los más famosos es el Cabo Vidio, donde el viento y las olas han esculpido paisajes que quitan el aliento. La sensación de estar en el borde del mundo, con el océano infinito a tus pies, es algo difícil de describir con palabras. .

 

Casas Cudillero

Casas de colores en Cudillero

Alejandro Broncano

 

Además, Cudillero tiene una rica vida cultural. Durante el verano, el pueblo se transforma en un escenario para festivales y celebraciones. La Fiesta de San Pedro, el patrón de los pescadores, es un evento que mezcla tradición y diversión (más verano no se puede). Las procesiones, los bailes folclóricos y los fuegos artificiales crean una atmósfera mágica que te hace sentir parte de la comunidad, aunque solo estés de visita.

 

Y no puedo dejar de mencionar la hospitalidad de los pixuetos, como se conoce a los habitantes de Cudillero. Su calidez y amabilidad te hacen sentir bienvenido desde el primer momento. Es fácil entablar conversación con los locales y escuchar sus historias sobre la vida en este rincón del paraíso.