En el distrito de Deansgate Square de la ciudad británica de Manchester, el estudio de interiorismo Jolie firma la ejecución formal de Kitten que emana sofisticación en el que se busca que el cliente disfrute con todos los sentidos. Entrar en este restaurante japonés es mucho más que un placer estético, es un viaje sensorial para los sentidos en el que todo está cuidado, siempre partiendo de un punto de vista sostenible. "Cuando diseñamos espacios como Kitten, no solo incorporamos elementos sostenibles, sino que vamos un paso más allá al influir en los comportamientos que promueven un paisaje social y ambientalmente sostenible", asegura Franky Rousell, fundador del estudio.
En este tiempo postpandemia, que se desea viajar pero no siempre se puede, el estudio decidió convertir la naturaleza transformadora de la pasión por los viajes en un componente clave del enfoque de diseño de Kitten. Jolie buscó infundir al local un sentido de cultura y gastronomía orientada al destino sin recurrir a clichés trillados ni a diseños caricaturizados. En cambio, adoptaron un enfoque esencialmente japonés al crear un ambiente holístico y sensual que transmite frescura y contemporaneidad, pero culturalmente es ambiguo y, por lo tanto, fácilmente adaptable en el futuro.
Al igual que la majestuosidad del rascacielos de 200 metros de altura en el que se ubica, el interior de Kitten asombra desde el momento en que los comensales cruzan la entrada de triple altura. Los enormes arcos en la pared detrás de la barra central ofrecen una experiencia de "poder superior" similar a una catedral. Además, están revestidos con un mármol de tono neutro que emana una sensación de prestigio y riqueza y forma un impresionante telón de fondo para la barra donde se elabora sushi y cócteles. A través de elementos como un altísimo árbol bonsái de 5 metros y la pared trasera revestida de bambú del salón delantero, el estudio hizo un guiño a la cocina actual del restaurante.
La sensación de grandeza se suaviza en zonas del restaurante, en las que es estudio ha apostado por un estilo más natural y sencillo con una paleta de tonos tierra que invitan a la conversación. "En la parte trasera del local hemos mantenido los arcos para la continuidad visual, pero con un yeso acabado que hace que el espacio parezca más conectado a la tierra. La apuesta por la tapicería de cuero da carácter tranquilizador, como el toque humano, mientras que el lujoso terciopelo de los sillones se ha incorporado para promover una conversación abierta y significativa", explica el fundador del estudio que ha diseñado Kitten con la intención de dar forma a las emociones.