La bonita historia de Octaevo, la firma mediterránea de pequeños objetos que triunfa en todo el mundo

Es probable que la creatividad y el espíritu alegre que caracterizan a Marcel Baer (1979) estén arraigados en su ADN. Nacido en Suiza, de abuelo piloto, padre ingeniero con vocación de marinero y madre aficionada a documentar los periplos familiares en Super 8 milímetros antes de la era de los vuelos transoceánicos, pasó la infancia viajando por el Mediterráneo con sus progenitores, de Roma a Atenas, de Beirut a Tel Aviv, visitando también la casa de su abuela materna en Denia, Alicante, y explorando paisajes que a todos nos resultan conocidos.

Pero aún no sabía que este mar era "su mar", y se marchó a Nueva York y a Londres para atender la llamada laboral. Hasta que recaló en Barcelona y empezó su propio viaje como un moderno Odiseo, fundando Octaevo en 2013. El nombre de la marca, un portal online de objetos decorativos de inspiración mediterránea, ya es toda una declaración de intenciones: procede del griego octa (por la rosa de los vientos que define las direcciones de estos en navegación) y el latín aevum, que hace referencia al tiempo.

A la aventura

El proyecto empezó con objetos de papelería (la pasión de Marcel por el papel le viene desde que fue diseñador en Assouline), pero cuando están a punto de cumplirse diez años de esta aventura, "un viaje sin salir de casa", como su artífice lo califica, son ya más de 300 las piezas que conforman su catálogo. ¿Su punto fuerte? Aunar el talento de creadores mediterráneos (en 2020 colaboraron con Jaime Hayón) y el oficio artesano ya que trabajan con varios talleres en Italia. Son velas, jarrones, bandejas o incensarios que concentran miles de años de historia y relatos mitológicos de civilizaciones perdidas. Marcel es inquieto y ya está "haciendo las maletas": ha reinventado su famoso jarrón de papel con diseños de Miró y prepara una colección con Bon Marché y su presencia en la próxima edición de Maison & Objet.