"La pandemia ha vinculado a la gente aún más a sus casas, y la cocina ha ocupado el centro del escenario. Por eso es importante diseñar para las necesidades emocionales de las personas”. Esta afirmación de Marc O. Eckert, CEO de Bulthaup, nos ayuda a introducir la cuestión de cómo los requisitos de esta cocina convertida en centro de la vida doméstica se acaban trasladando a su dimensión matérica.
Son precisamente la sostenibilidad –un factor con un fuerte componente emocional, como reflejo de nuestro compromiso por vivir de un modo más respetuoso con el planeta– y el nuevo papel social de la cocina junto con la zona living los hilos argumentales que hilvanan las elecciones de las marcas más innovadoras del sector, como apuntan los expertos a los que hemos consultado.
Madera: nobleza reiventada
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, para Marc O. Eckert “es importante considerar el alcance en la creación de valor: de dónde procede el material, cómo se trabaja y cómo se usa de modo que ayude a preservar los recursos”.
Son preguntas pertinentes cuando se habla del material natural por excelencia en la cocina, la madera. Un componente que, según Francisco Dávila, CEO de Mobalco, “cumple con todos los requisitos necesarios a considerar en una cocina sostenible”. Según él, bajo este enfoque cada vez adquieren más importancia los materiales de proximidad, lo que hará que “seguramente en los próximos años observemos un replanteamiento de cuáles serán los materiales más adecuados, y una vez más la frontera entre los que son materiales nobles y los que no lo son se diluirá un poco más”.
Por eso, junto con la importancia de trabajar con maderas procedentes de explotaciones forestales controladas mediante certificación FSC o PEFC, los expertos señalan la creciente utilización de maderas recuperadas, cuyo reaprovechamiento no tiene ningún impacto ambiental.
Carlo Presotto, cofundador junto con sus hermanos Dario y Giuseppe de la firma Modulnova y su diseñador de cabecera junto con Andrea Bassanello, señala por ejemplo el alerce, el roble y el abeto negro procedentes de viejos refugios de montaña, cuya antigüedad y aspecto rústico son cualidades muy apreciadas como expresión del paso del tiempo en materiales nobles –y que él conecta con el tratamiento raw en los acabados, tanto para la madera como para la piedra, que evidencian la naturaleza intrínseca del soporte–.
Maderas a las que Roberto Gavazzi, CEO de Boffi, añade la acacia, una especie “pobre” con un coste bajo y una disponibilidad elevada que, sin embargo, con el tratamiento adecuado puede embellecerse.
Versátil porcelánico
El gres porcelánico es uno de los materiales más higiénicos y resistentes que pueden aplicarse en la cocina, pero sobre todo destaca por su proverbial capacidad para reproducir a la perfección el efecto de materiales más caros como la piedra, el mármol y el metal, lo que permite un nivel de personalización de los proyectos notable a un coste más asequible.
Sus cualidades sostenibles son también remarcables: según Carlo Presotto, el gres “no emite ninguna sustancia tóxica en el ambiente y puede reciclarse fácilmente en otros ciclos productivos”. A ello, Roberto Gavazzi, de Boffi, añade que “al utilizarse con espesores cada vez más finos, se requiere un menor consumo de material, lo que redunda en su sostenibilidad”.
Piedra imperecedera
Todos los expertos coinciden en que la piedra es un material muy demandado en el diseño de las cocinas modernas, aunque no tanto en su faceta sostenible. Aun reconociendo su peso en los proyectos actuales, Roberto Gavazzi expresa su preocupación por el impacto ambiental de su extracción en el medio natural. Una problemática que Carlo Presotto matiza siempre que las “canteras activas, explotadas a cierlo abierto, trabajen en el respeto de las normas y de una correcta restauración ambiental”.
Por su parte, Francisco Dávila afirma que “cuando un producto llega al final de su ciclo de vida, pocos materiales pueden descomponerse, reutilizarse, reciclarse o reintegrarse en la naturaleza como la piedra o la madera, a bajo coste y sin producir daño al medioambiente”.
Metales duraderos
De forma oculta, en los bastidores y estructuras que soportan los elementos del mobiliario y las puertas, o a la vista como elementos que confieren personalidad al conjunto, el acero y el aluminio son otras referencias indispensables en las cocinas modernas. El primero es un material “fetiche” para Boffi por ser “un material muy higiénico, reciclable y duradero, que además adquiere una pátina que le da un sentido del tiempo muy expresivo”, en palabras de Roberto Gavazzi. Para Carlo Presotto, el aluminio no solo puede “reutilizarse hasta el infinito para dar vida a nuevos productos”, sino que permite diseñar frentes de gran ligereza y resistencia en cualquier dimensión, como lo demuestra el panel alveolar Blade de aluminio patentado por Modulnova.
Materialidad en evolución
¿Cómo afectarán los cambios en la concepción de la casa a la evolución de la paleta de materiales en la cocina? Marc O. Eckert señala que “las nuevas formas de habitar, o ahora la pandemia, nos han impulsado a repensar y explorar nuevos materiales o especialmente la aplicación de los materiales clásicos. Eso significa, por ejemplo, ahorrar recursos cuando usamos madera de alta calidad en los chapados en lugar de madera sólida, o tablas de madera con un grano interesante”.
Por su parte, Francisco Dávila afirma que donde antes había espacios diferenciados –cocina, comedor, zona de estar, etcétera– ahora se tiende claramente a una fusión de funciones en ambientes diáfanos. “Como consecuencia, esto afecta a la integración del mobiliario, de materiales y acabados, con lo que la frontera entre el mobiliario de cocina y salón acaba rompiéndose y abriendo un nuevo camino en la concepción del abanico de productos”.