Elegir los colores para decorar el salón de casa no parece una elección muy complicada ni a la que haya por qué dedicar excesivo tiempo, ¿verdad? Craso error. “La elección de colores, aunque inicialmente pueda parecer simplemente estética, es en realidad una decisión compleja y profundamente significativa”, asegura la arquitecta e interiorista Blanca Rosa Gutiérrez, con estudio en Madrid. Dos interioristas cuentan qué colores recomiendan para el salón y, sobre todo, cómo combinarnos para conseguir una estética o una sensación determinada.
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Blanco: el color perfecto para un salón luminoso y amplio
Cuando se trata de seleccionar colores base para decorar un salón, lo natural es elegir neutros como el blanco, el beige o tonos arena. “Se trata de colores tienen la capacidad de crear un ambiente acogedor y sereno, que invita a la relajación y al disfrute”, apunta Gutiérrez. El blanco, utilizado en las paredes, amplía el espacio y maximiza la luminosidad al reflejar la luz natural. Además de en el salón, y tal y como apunta la profesional, esto es particularmente valioso en usos destinados al descanso o la socialización, ya que contribuye a dar forma a una atmósfera relajada.
Beige y arena: elígelos para aportar sensación de serenidad y calma en el salón
Tonos como el beige o el arena aportan sensación de calma y neutralidad en el salón. También inducen a ser más sociables, a disfrutar de ratos agradables con familia y amigos, algo que es una de las grandes tendencias que está definiendo la decoración del hogar en 2024, como por ejemplo un renovado gusto por los sofás grandes y modulares. Efectivamente, el beige y el arena proporcionan una base cálida que no solo complementa el blanco, sino que, en opinión de Blanca Rosa Gutiérrez, “también sirve como un versátil lienzo en blanco donde se pueden ir incorporando otros elementos decorativos como obras de arte, esculturas o textiles ricos en textura”.
Blanco y beige: una combinación ‘comodín’ muy agradable y funcional
La combinación de blanco y beige es, de nuevo, muy versátil y se puede adaptar a diferentes estilos: “desde el minimalismo hasta ambientes más rústicos o tradicionales”, según Gutiérrez. Este dúo permite introducir acentos de color más audaces o distintos materiales sin que el espacio resulte abrumador. “La flexibilidad que ofrecen estos dos colores facilita el poder diseñar salones estéticamente agradables y funcionales”.
Con tonos claros no te vas a equivocar, pero añade un punto de color con blanco arena, hueso o 'greige'
“Los colores con los que siempre vas a acertar son los colores claros, pero siempre hay que añadir algo de color, como un blanco arena, blanco hueso, el archiconocido greige”, dicen desde Batte Interioristas. ¿Algunos ejemplos concretos? “Si un salón tiene vigas de madera y pintamos el resto de las paredes de blanco hueso, quedará demasiado dulzón”, dicen. En el caso de que un salón tenga mucho mueble a medida de madera, “valdrá la pena descargar el peso visual de la madera pintando de un blanco roto más neutro, e incluso pintando de color oscuro alguno de los muebles fabricados a medida”. Estas interioristas también se han encontrado “con alguna finca antigua de techos altísimos y artesonados por todos lados”. En ese caso, y si han tenido la suerte de que el cliente es más atrevido, se han podido permitir “darle color intenso en paredes y techos para combinarlo luego con acabados más modernos, como suelos minimalistas, luces indirectas o puertas sin marcos”.