La arquitectura constructivista floreció en la Unión Soviética en la década de 1920 y principios de 1930. Combinó tecnología avanzada e ingeniería con un propósito social declarado comunista. Como legado de este movimiento queda el Edificio Narkomfin (abreviatura de Comisariado del Pueblo para las Finanzas) en Moscú, que fue diseñado por los arquitectos Moséis Ginsburg e Ignaty Milinis. En Narkomfin, Ginzburg, líder de los constructivistas, rompió con las formas tradicionales de construcción y la composición espacial buscando un nuevo modelo para los bloques de apartamentos contemporáneos.
En este edificio, que se convirtió en un prototipo de los modernos bloques para toda Europa, hay un pequeño apartamento de 34 metros cuadrados que ha sido intervenido por las interioristas Ekaterina Grigorieva, Polina Belyakova, del estudio Suite Home Interiors. "Fue un honor y una gran alegría para nosotros trabajar en un edificio tan legendario. Hablar de las deficiencias y ventajas específicas de esta casa puede resultar inapropiado. Todo nos parecía una ventaja aquí, incluso aquello que en otras circunstancias consideraríamos como desventajas. El apartamento contaba con acabados listos, al igual que todas las habitaciones en la casa después de la reconstrucción que se llevó a cabo desde 2017 hasta 2020. Tenía un hermoso parquet, paredes claras, muebles de cocina y empotrados, lámparas y baños completos", dicen las artífices de esta vivienda consta de dos niveles con una sala de estar de doble altura y un dormitorio, un vestíbulo y un baño con una altura reducida a la mitad.
Los clientes encargaron la decoración del apartamento a las interioristas para alquilarlo a turistas extranjeros aficionados al diseño y la arquitectura, amantes del constructivismo.