Cuando a Berta Otero y a Rocío Anós, fundadoras del estudio Boira, un amigo de toda la vida les pidió ayuda para dar vida a su ático de 60 metros cuadrados en Madrid en el que iba a vivir con su prometida, ellas no lo dudaron. "El piso se planteó desde el inicio como si de una vivienda mediterránea se tratara", cuentan.
Conocen bien al propietario, un apasionado del kitesurfque ha hecho de su vínculo con el mar, el viento, la costa y su luz una forma de vida. "El reto consistía en trasladar esas sensaciones a ese ático al centro de la capital", explican. "Queríamos que cualquiera que visitara la casa por primera vez, tuviera el impulso de asomase a la terraza para ver el mar".
Para ello, decidieron vincular los espacios principales de la vivienda a la terraza, y lo consiguieron proyectando una casa muy permeable visualmente, con capacidad de vivirse de maneras distintas. Espacios diferenciados volumétricamente entre sí, por usos, pero todos conectados, formando un conjunto único que aglutina salón, comedor, cocina y dormitorio.