La arquitectura moderna hizo suyo el cristal para transformar la vivienda, difuminando la frontera entre el interior y el exterior. Seguro que te suena la casa Farnsworht, de Mies van der Rohe, uno de los ejemplos destacados.
Proyectar una fachada de cristal tiene ventajas evidentes, como que se disfruta de más luz natural y se minimiza el uso de la artificial, ahorrando dinero. Por otro lado, ahora que el aspecto energético es una cuestión importante a la hora de diseñar o reformar una vivienda, las nuevas tecnologías ya permiten grandes fachadas de cristal eficientes y muy atractivas estéticamente que fomentan la apertura y conexión con el exterior, algo cada vez más demandado en entornos urbanos, como se ve en algunos de los ejemplos que hemos seleccionado.