Vivir en comunidad y explotando el derecho de uso, ese es el modo de vida que propone el recién terminado proyecto de viviendas cooperativas La Balma, en el barrio barcelonés de Poblenou, que desde este mes es ya una realidad. El conjunto de 20 casas se usan en un solar municipal en cesión de uso y está firmado por la cooperativa de arquitectos laboqueria taller d’arquitectura, junto con Lacol arquitectura cooperativa. "Barcelona tiene solo un 3% de vivienda asequible. El objetivo de las cooperativas es facilitar y garantizar el acceso a una vivienda digna y asequible a sus socios, con una cuota máxima fijada según convocatoria y legislación en el 7,82€/m²", aseguran los arquitectos que insisten en la importancia de promover este modelo en las grandes ciudades.
¿Como funciona una cooperativa de viviendas?
Los socios de la cooperativa, en este caso Sostre Cívic que ganó dos de los solares ofertados por el Ayuntamiento de Barcelona, siendo uno de ellos para el edificio de La Balma, establecen un contrato de cesión de uso que puede ser cancelado por el usuario cuando este lo considere oportuno. El proyecto de construcción del edificio se financia en un 20% con el capital social aportado por los cooperativistas y en un 80% a través de la financiación de una banca. Cada usuario abona mensualmente una cuota de uso (entre 600 y 800 euros) que permite retornar esta financiación y que incluye los gastos de los espacios comunes. En el momento en que el usuario decide abandonar la vivienda, recupera su capital inicial.
Pero si algo distingue a una cooperativa de otros medios para obtener una casa es la atención hacia el futuro habitante y su implicación en el proyecto. "La implicación de manera activa en el desarrollo de las diferentes fases del proceso de promoción abarca aspectos como la creación de una organización social, toma de decisiones de forma colectiva, co-diseño, etc. Son procesos democráticos de autoorganización y cooperación donde las socias y socios toman un rol de centralidad. En este sentido, la gestión participativa tanto del proceso como de su resultado toma una gran relevancia", cuentan desde Sostre Cívic.
Así, el nuevo edificio es la infraestructura que acompaña a sus habitantes y debe permitirles evolucionar desde tres ámbitos sociales: el barrio, la comunidad, y las viviendas. Éstas se han diseñado a partir de una retícula de piezas de 16 m² diáfanos coincidente con la estructura de madera contralaminada. Estas piezas permiten divisiones y distribuciones diversas, para que cada persona decida sobre sus espacios. Cada vivienda parte de una unidad básica de 50 m² totalmente equipada, que se puede ampliar en una o dos piezas más. Al ser la gestión del edificio es responsabilidad de la misma comunidad, la cooperativa puede ceder las piezas a las unidades familiares que lo necesiten en cada momento. Así, una de las 20 viviendas hace de piso puente para familias en proceso de reinserción social.
El edificio cuenta con espacios flexibles y polivalentes que evolucionan en función de los cambios tanto de las unidades de convivencia como de las propias personas que lo habitan. En la planta baja se ubica la cocina-comedor comunitaria, un espacio para bicicletas/taller abierto en el barrio, el vestíbulo y dos locales comerciales que gestionará la cooperativa. Para el resto de plantas, se distribuye la sala polivalente de invierno, el coworking y la biblioteca, habitaciones de invitados, un espacio de curas y lavandería. En la cubierta, una terraza de más de 3000 metros cuadrados permite la plantación de huertos productivos y la creación de espacios de sombra y recreo.
Para su construcción se ha usado hormigón armado y en el interior madera contralaminada. En el edificio predominan los materiales reutilizables y desmontables y para su consumo se ha pensado que actúe como un “refugio contra la pobreza energética” y que la inversión para obtener confort en las viviendas se reduzca más de un 50%. La climatización y generación de agua caliente sanitaria se realizan por medio de un sistema de geotermia que permite obtener el confort con el mínimo coste energético e impacto ambiental. Además, el edificiocuenta con la infraestructura para colocar placas fotovoltaicas y las canalizaciones para poner un sistema de recuperación de aguas grises, sujeta a una futura inversión según las posibilidades de la cooperativa.