Las zonas rurales de la isla de Mallorca cuentan con pequeñas sorpresas arquitectónicas como los tradicionales refugios de aperos que pueblan sus campos. Estas construcciones se utilizaban como refugios para cazadores o pastores, cuentan con una pequeña planta rectangular y solían levantarse en la mítica piedra de marés típica de Baleares. Aunque muchas de ellas están en lugares idílicos, otras están en desuso ya que no cuentan con electricidad. La arquitecta Mariana de Delás ha logrado en su proyecto 12 Volt Retreat - #1 Siurell darles una nueva segunda vida como refugios auto-abastecidos.
En el proyecto, la arquitecta ha intervenido uno de estos refugios campestres, cercano a Palma de Mallorca, "recuperando y potenciando la estructura original, incrementado la relación entre el interior y el exterior y optimizando el espacio interior mediante la introducción de luz y un mobiliario a medida", cuenta ella misma. La mayor intervención, sin embargo, ha sido la creación de una gran apertura cuadrada a modo ventana en la fachada oeste mirando a una antigua cantera cercana.
La ventana sirve como asiento y potencia la ventilación cruzada del pequeño espacio de apenas 15 metros cuadrados. En su construcción la arquitecta colaboró con 2monos studio para diseñar este elemento reduciendo las secciones de los perfiles metálicos e ingeniando un sistema de apertura funcional. En el interior, se ha diseñado un mobiliario completamente a medida en materiales de cercanía: la piedra de marés y el hierro, con los que se han creado bancos y asientos. Aunque resulte sorprendente, la piedra de marés es fácilmente manipulable y puede cortarse con una sierra de mano, explorando así sus diferentes posibilidades.
En cuanto a las instalaciones de este pequeño refugio, todas están diseñadas para ser autosuficientes e independientes del espacio y con una potencia de 12 vatios que previene los accidentes de fuego en la zona particularmente seca en la que se encuentra el refugio y que se obtiene a través de una carretilla solar. Al encontrarse el refugio en el centro de un pinar teniendo muchas horas de sombra, se puede orientar y colocar en función del sol y así recargar las baterías que alimentan los distintos elementos eléctricos como la bomba de agua, la iluminación o la ventilación.
"Esta idea de energía portátil autosuficiente desvinculada al espacio que sirve, unido a la conectividad digital, abre un gran abanico de posibilidades de habitar permanente y temporalmente diferentes pequeños espacios y guaridas que de lo contrario no hubieran sido acondicionados", explica la arquitecta que ha diseñado el refugio sostenible y perfecto para reconectar con la naturaleza y descansar de la locura del estrés del mundo actual.