La arquitectura del japonés Riken Yamamoto destaca por su compromiso con las personas. Con sus proyectos refuerza el sentimiento de comunidad entre todos aquellos que disfrutan de sus edificios, ya sean los vecinos de un bloque de viviendas, los estudiantes de una universidad, los trabajadores de un ayuntamiento o los transeúntes que se paran en la calle a ver cómo se ejercitan unos bomberos.
Un arquitecto que aporta dignidad a la vida cotidiana
"Yamamoto es un arquitecto tranquilizador que aporta dignidad a la vida cotidiana". Así ha definido el presidente del jurado del Premio Pritzker, el chileno Alejandro Aravena (Pritzker 2016), el trabajo del arquitecto japonés. Aravena ha asegurado que "una de las cosas que más necesitamos en el futuro de las ciudades es crear condiciones a través de la arquitectura que multipliquen las oportunidades para que las personas se reúnan e interactúen". Los proyectos de Yamamoto desdibujan la frontera entre lo público y lo privado reforzando el sentimiento de comunidad.
Una prolífica carrera que se extiende a lo largo de cinco décadas
Nacido en China, pero emigrado a Japón siendo niño, nada más acabar la II GM, la carrera de Yamamoto (Pekín, 78 años) abarca más de cinco décadas. Entre otras cosas, ha proyectado bibliotecas, museos, escuelas o facultades en Japón, China, Corea y Suiza. Entre los más destacados: la Biblioteca de Tianjin (Tianjin, China, 2012); THE CIRCLE en el aeropuerto de Zúrich (Zúrich, Suiza, 2020) o la Universidad Zokei de Nagoya (Nagoya, Japón, 2022). Asimismo, también es autor de numerosos edificios de viviendas, como el de Hotakubo (Kumamoto, Japón, 1991), y residencias privadas, como la casa Ecoms (Tosu, Japón, 2004).
Titulado por la Universidad Nihon en 1968, y con un máster en Arquitectura por la Universidad de las Artes de Tokio en 1971, en 1973 fundó su estudio: Riken Yamamoto & Field Shop. Durante los primeros años de su carrera se dedicó a viajar. En 1972 recorrió en coche la costa del Mediterráneo con su mentor, el también arquitecto Hiroshi Hara. Estuvo en Francia, España, Marruecos, Argelia, Túnez, Italia, Grecia y Turquía. Después viajó a México, Guatemala, Costa Rica, Colombia y Perú. También estuvo en Irak, India y Nepal. Todos esos viajes le llevaron a la conclusión de que la idea de un "umbral" entre los espacios públicos y privados era universal.
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Viviendas pensadas para que la gente interactúe
Sobre sus proyectos de viviendas, Tom Pritzker, Presidente de la Fundación Hyatt, patrocinadora del premio, ha dicho que sus obras están siempre conectadas con la sociedad y que "Yamamoto desarrolla un nuevo lenguaje arquitectónico que no se limita a crear espacios para que vivan las familias, sino que crea comunidades para que las familias vivan juntas". El edificio de viviendas Pangyo (Seongnam, Corea del Sur, 2010): un complejo de nueve bloques de viviendas de poca altura, está diseñado con volúmenes transparentes en la planta baja que favorecen la relación entre vecinos. Una cubierta común en la segunda planta fomenta la interacción, asegurando que los residentes que viven solos no se sientan aislados. El edificio cuenta además con espacios de reunión, zonas de juego, jardines y puentes que conectan los bloques de viviendas.
Pritzker a una arquitectura pensada para la gente
"El enfoque arquitectónico actual hace hincapié en la privacidad, negando la necesidad de las relaciones sociales. Sin embargo, aún podemos honrar la libertad de cada individuo mientras convivimos en el espacio arquitectónico como en una república, fomentando la armonía entre culturas y fases de la vida", ha dicho Yamamoto sobre su trabajo.
Así, el Pritzker premia una arquitectura que, en un momento en el que vivimos cada vez más aislados, busca que la gente se relacione, que haga suyos los lugares que él proyecta, que lo privado se haga público. Sucede con las viviendas antes mencionadas. También con la Universidad de la prefectura de Saitama (Koshigaya, Japón 1999). Especializada en enfermería y ciencias de la salud, Yamamoto diseñó un complejo de nueve edificios conectados por terrazas que dan paso a pasarelas que conducen a volúmenes transparentes que permiten ver de un aula a otra, pero también de un edificio a otro, fomentando el aprendizaje interdisciplinar.
Buenos ejemplos de esta manera de proyectar es el Ayuntamiento de Fussa (Tokio, 2008), rodeado por una explanada con suaves colinas donde los trabajadores pueden pasear o sentarse a descansar un rato; o la estación de bomberos de Hiroshima Nishi (Hiroshima, 2000), cuyo interior no se oculta a los transeúntes, que pueden ver el día a día de los bomberos desde fuera o en varias zonas habilitadas para ello, buscando así que se familiaricen con el trabajo de aquellos que les protegen. Yamamoto recibirá el Pritzker en el Art Institute de Chicago el próximo 16 de mayo.