Tirar comida se ha convertido en algo habitual y ocho de cada diez hogares españoles reconocen desechar alimentos que ni si quiera se han preparado. Las cifras de 2018 señalan que terminaron en la basura 1.339 millones de kilos/litros de comida y bebida, un 8,9% más que el año anterior. Un derroche de alimentos que hay que frenar. En el camino a conseguirlo, diseñadores utópicos fabrican nuevos materiales bio a partir de la comida que se desperdicia. Así, los posos del café o los caparazones de los crustáceos pueden tener una segunda vida. Se trata de utilizar unos recursos ya disponibles que se estaban desperdiciando en la basura para convertirlos en otro material. Con estos pequeños grandes gestos se crean diseños sostenibles y responsables.