Últimamente se está hablando mucho de las posibilidades del hidrógeno como la próxima tecnología disruptiva en materia de energías renovables. Gran parte del debate se orienta hacia su futura aplicación en el sector del transporte como alternativa a los vehículos eléctricos, lo que hasta cierto punto ha dejado en segundo plano otros posibles campos de aplicación. Por ejemplo, en nuestras propias casas.
Y es que el hidrógeno es tan versátil que también puede utilizarse para generar energía eléctrica para consumo doméstico. Lo demuestra el sistema picea desarrollado por la empresa alemana HPS, el primero que se presenta al mercado como sistema mixto solar-hidrógeno, y un pasaporte a la verdadera autonomía energética de los hogares porque es capaz de funcionar durante todo el año independientemente de las condiciones climáticas.
picea utiliza dos tecnologías para proporcionar electricidad exactamente cuando se necesita. Durante el día, el sol carga una batería con capacidad de 20 kWh a través de las placas fotovoltaicas instaladas en la cubierta, para asegurar suficiente suministro de electricidad las 24 horas. El excedente de electricidad que no se consume de forma inmediata se emplea para producir hidrógeno a partir de agua, el cual se almacena en unos depósitos.
En invierno, o cuando el sol no aporta la energía suficiente, el sistema se invierte: el hidrógeno almacenado se utiliza para producir electricidad por medio de una pila de combustible. El hidrógeno también puede emplearse para producir agua caliente sanitaria (ACS). Todo el proceso funciona libre de emisiones, puede controlarse de forma transparente e intuitiva a través de una App y tiene una tasa de aprovechamiento del 90%, es decir, que se aprovecha casi toda la energía procedente del sol, sea en forma de electricidad o de calor.
La instalación solo requiere un espacio de 1,5 m2 dentro de la casa para instalar el centro de energía compacto. Este incluye el sistema de tratamiento de agua y electrólisis para producir el hidrógeno, la pila de combustible para convertir el hidrógeno en electricidad, la batería para almacenamiento a corto término, el inversor y el controlador de carga solar que se conecta a las placas fotovoltaicas, y un sistema de ventilación con recuperador de calor como apoyo a la climatización interior. Fuera de la casa se instala el tanque de hidrógeno, que puede contener de uno a cinco cilindros según las necesidades de cada vivienda.