Nostálgicos del diseño de los años ochenta en Barcelona: vuelve al primer plano la silla Gaulino de Oscar Tusquets (Barcelona, 1941), y lo hace en buena compañía. "Que los nuevos responsables de BD Barcelona (de la que fue fundador y ahora es accionista, diseñador y consejero) hayan decidido recuperar viejos modelos, mejorar otros y producir alguno nuevo ha sido una satisfacción", dice el autor en relación a los nuevos miembros de la familia, como las sillas Easy y Gaulinetta, el taburete o las mesas Carlinas. En todos, el leitmotiv es la madera: ya sea en fresno lacado o teñida de negro, la veta aparece como líneas orgánicas, vibrantes vetas que se unen a los asientos de cuero cosidos a mano. El diseñador se inspiró en Gaudí –"deslumbrante, inagotable y creyente"– y Carlo Mollino –"erótico, libre e incorrectísimo"– para dar vida a esta pieza icónica, aunque un amigo le dijo que "la influencia evidente era de Dalí". Le puso este nombre, Gaulino, para que las referencias fueran evidentes. A sus 82 años, Tusquets, que sigue viviendo en su casa de Pedralbes en Barcelona, demuestra seguir estando en plena forma.
Éxito de crítica y público
"Vender un montón y que supere las modas" es el desacomplejado deseo de este artista total, que además escribe y pinta. Para el también arquitecto, pintor y escritor, esta silla representó un punto de inflexión en su carrera: "Fue mi primera silla de madera producida en serie. Las posibilidades del material y de las máquinas que lo trabajan me abrieron un mundo". Por eso confiesa que es uno de sus mejores diseños, y uno de los más personales. Los nuevos capitanes de BD Barcelona, Omar Sosa y Nacho Alegre, aseguran que la Gaulino aportó una gran modernidad. "Ganadora de numerosos premios y aclamada por público y crítica, dio forma a un nuevo estilo que influyó en infinidad de personas", explican. Se multiplican las posibilidades de tener una Gaulino en casa.
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