Helena Rohner es una reconocida joyera, pero esta descripción se queda muy corta. De la prolífica mente de esta canaria afincada en Madrid también salen lámparas, textiles, vajillas, lámparas y otros objetos decorativos para firmas como Georg Jensen, Bodum y Munio y también muebles. Su última hazaña colaborativa toma forma en Elena, una butaca de estética orgánica y sensual, fiel al espíritu de la creativa, que por su tamaño y sus condiciones de uso, está pensada para el mundo femenino. "Es el resultado de una reflexión de cómo se sienta la mujer", explican desde Rabadán, la compañía sustentada en la manufactura artesanal que edita esta pieza llamada Elena "en un homenaje a la fundadora de la marca y madre del propietario actual, recientemente fallecida".
Los trabajos de Helena Rohner se identifican con facilidad entre muchos, por su belleza y su personalidad: formas orgánicas, serenas y sutiles, que no faltan en la butaca. "Suelo decir que redondeo esquinas, suavizo formas y hago que la luz se mueva de forma líquida por las piezas. Mi reto es buscar que esas formas reflejen la luz, y con ello resaltar curvas, texturas y espacios. En la butaca Elena ha sido un reto dibujar a tamaño natural, y esculpir una forma con mayor volumen que las joyas u objetos de casa a los que estoy más acostumbrada. Era hacer una escultura para la casa, tenía que tener también una lectura tridimensional, ser una pieza exenta con aire a su alrededor y que fuera armoniosa desde todas las perspectivas", cuenta la diseñadora sobre esta creación que define como "femenina por sus formas y por todos sus atributos, y también coqueta y alegre".
Rohner asegura que ha diseñado la pieza pensando en ella con la idea de solucionar lo incómodas que le resultan a priori las butacas. "De frente no me siento jamás y así me voy moviendo por ellas, enroscándome para acabar generalmente de lado. De ahí la idea de una butaca con un solo brazo. También tenía que tener suficiente asiento para cruzar las piernas o apoyar un libro o una bandeja", explica.
La estructura de la butaca está hecha en madera, a mano y de forma individual. Sobre los rellenos que hacen formas suaves se ha vestido la pieza con tejidos de algodón de Loro Piana "para mostrar un diseño honesto y rotundo, de una calidad suprema y con propiedades antimanchas", detalla la diseñadora que ha encontrado el mayor reto de este trabajo en la costura: "buscamos que tuviera las mínimas posibles, sin cortes que interrumpieran la forma fluida que tanto buscábamos".