Artesanía, arquitectura, gastronomía, y estilo de vida marroquí. El hotel Royal Mansour Marrakech no es un hotel. O sí, pero preferimos considerarlo y elevarlo a la categoría de experiencia, porque aquí el visitante no se hospeda sino que hace una inmersión en la cultura del país. Una experiencia a través de la cual nos adentramos en sus costumbres de la manera más auténtica. Inaugurado en 2010 y con un área que cubre 5 hectáreas de terreno, los 53 riads que lo conforman se encuentran a poca distancia del ajetreado centro neurálgico de la ciudad. Pero lo que tras sus muros se encuentra es otra medina, una medina dentro de otra medina. Entre sus característica paredes de color terracota también ocurre esa magia tan característica de Marruecos: una sencilla puerta puede llevarte al mayor de los lujos.
Y alrededor de esta ciudad y sus palacios, lo que consideramos una obra de arte el aire libre, sus jardines arabigo andaluces proyectados y diseñados por el español Luis Vallejo con rosas e hibiscos, palmeras y olivos centenarios que invitan a la meditación, naranjos aromáticos y vastos prados de hierba aterciopelada.
Mosaicos multicolores, techos artesonados de cedro, cortinas de los mejores textiles, muebles que nos transportan a las mil y una noches, obras de arte contemporáneas e incluso la tecnología más puntera discretamente instalada para vivir la vida de hoy con el savoir faire de la de antes. Aquí la vida se detiene, en cuestión de segundos, solo interrumpida por el murmullo de alguna de sus fuentes. La privacidad en Royal Mansour Marrakech es el mayor de los valores, con un equipo formado para asegurar el máximo confort de los huéspedes que se mueve entre bambalinas. El lujo hoy en día es eso, el mejor de los descansos y la tranquilidad que se consigue gracias a la hospitalidad premium.