El deseo, o la necesidad, de alcanzar una vida sana en el día a día, con cuerpo y mente en perfecto equilibrio, es una de las grandes metas de la sociedad occidental, que ha encontrado en Oriente una práctica para conseguirlo: el yoga. Más de 5.616.000 personas (12% de la población) lo practican semanalmente en España, según la consultora Allied Market Research. Cada vez tiene más adeptos y los centros proliferan en las ciudades.
Un diseño para la paz interior
En Bilbao, recientemente ha abierto sus puertas el estudio Ma.na yoga, un espacio dedicado al cuidado del cuerpo y la salud. Es un proyecto de Raquel Lázaro, al frente del Lázaro Estudio, que ha usado madera, revestimientos de cal, tonos calmados y una iluminación tenue para crear ambientes que representan la finalidad del yoga: encontrar la paz interior.
Ubicado junto a la ría de Barakaldo que ofrece vistas a través de la fachada de cristal, un material que potencia la conexión con el exterior. Los rótulos, en madera, y la presencia de plantas refuerzan la idea de conexión con la naturaleza.
Espacio diáfano transformado
El interior del gran espacio diáfano se divide en dos gracias a una cortina doble de algodón orgánico, diseño de Lázaro Estudio. Una de las caras forma un arco, elemento arquitectónico que se repite en el interior y da cohesión al conjunto. Asimismo, para contribuir a reforzar la idea de unidad, un pavimento de resina teñido en color nude cubre el espacio.
Al entrar en el espacio da la bienvenida la cálida luz de la lámpara Vértigo de Petite Friture y un gran banco de obra con revestimiento de cal y con cojines versátiles que además de para sentarse, sirven para usarse también en el suelo. Tanto el banco como el resto de los muebles son diseños del estudio donde todo está pensado con la idea de cuidado, calma y plenitud. Además de ser el espacio que recibe a los alumnos, en esta zona se realiza el yoga brunch, que cocina la propia profesora y dueña del centro, Ainara Mintegui. La mesa y la auxiliar delante de la cortina son de Taller de Indias.
Tras la cortina, se encuentran el baño y los vestuarios, que están separados del resto del espacio por una celosía de barro, un nicho en el que encastra la cocina, varias hornacinas para guardar la equipación que necesitan los alumnos y la gran sala de prácticas.
Una buena acústica
Como el centro está especializado en yoga Navakarana, que combina respiración, sonido y movimiento, la acústica tiene un papel importante. "Pensé en la idea de cueva recogida para potenciar la sensación de confort y que la sonoridad se transmitiera mejor. El efecto túnel con las esquinas redondeadas hace que el sonido se transmita de forma muy adecuada. Además, quería remitir a la naturaleza como quería la propietaria", explica la interiorista Raquel Lázaro. La experta y su equipo generaron esa sensación de cueva a través de arcos y techos en bóveda, además de con la incorporación de materiales nobles y naturales.
En el estudio destaca el uso de la madera de roble en muebles y carpinterías. En las paredes se ha dejado en el hormigón original que alterna con paños en mortero a la cal, realizados con métodos artesanos por Baracolor. Para reducir el consumo eléctrico, se ha instalado un sistema de calefacción de suelo radiante y cuenta con un sistema de renovación del aire. Para su ejecución se ha contado con la constructora Creating Homes.
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