El domingo 31 de mayo falleció en Nueva York el artista franco-búlgaro Christo Javacheff. El anuncio se hizo público en su cuenta oficial de Facebook sin especificar más que «causas naturales», pero el pasado mes de febrero, cuando se comenzaban a celebrar entrevistas previas a la presentación de su proyecto ya inconcluso El Arco del Triunfo, envuelto (Proyecto para París, Place de l'Étoile - Charles de Gaulle), atendía a los medios de comunicación en su estudio de Nueva York con una máscara de oxígeno y algo débil.
Es posible que no haya muerto de coronavirus, pero lo que sí es seguro es que el coronavirus sí ha impedido que él y nosotros pudiéramos ver su último gran proyecto, que estaba previsto desarrollarse desde el lunes 6 de abril hasta el domingo 19 de abril pasados y que en marzo se pospuso hasta septiembre de 2021.
La obra iba a consistir en el envoltorio del monumento con 25.000 metros cuadrados de tela de polipropileno reciclable de color azul plateado y 7.000 metros de cuerda roja. Su realización debía coincidir con una gran exposición que iba a tener lugar en el Centro Georges Pompidou del 18 de marzo al 15 de junio de este año (y que se había retrasado al 1 de julio y hasta el 19 de octubre), centrada en los años que Christo y su mujer –y también socia artística, fallecida en noviembre de 2009–, Jeanne-Claude Denat de Guillebon, vivieron y trabajaron en París entre 1958 a 1964, así como la historia de la otra gran intervención artística de la pareja en la capital francesa, El Pont-Neuf, envuelto (Proyecto para París, 1975-85). «La exposición en el Centro Pompidou revelará el contexto histórico del período en el que vivimos y trabajamos en París», había escrito Christo en su web.
Christo y Jeanne-Claude nacieron el mismo día, el 13 de junio de 1935. Él en la ciudad búlgara de Gabrovo; ella en Casablanca, Marruecos. Christo se había formado como pintor, escultor y arquitecto y fue en su faceta de pintor como los dos personajes se conocieron en noviembre de 1958, cuando él recibió el encargo de hacer un retrato de la madre de ella, Précilda de Guillebon, casada en segundas nupcias con el general Jacques de Guillebon. Después de haber entrado a formar parte, colateralmente, del grupo de artistas Nouveau réalisme, fundado por Yves Klein y Pierre Restany, en el momento en el que Christo decidió envolver objetos –latas, botellas, revistas, teléfonos, motocicletas, etcétera– cuando su arte comenzó a abrirle un camino único y personal, basado, freudianamente, en el concepto de «nomadismo».
Al mismo tiempo, la pareja comenzó a explorar otras propuestas: un muro temporal levantado en junio de 1962 con 89 bidones de gasolina en la calle Visconti de París, que simbolizaba su protesta contra el Muro de Berlín levantado casi un año antes en la ciudad alemana. Seguidamente, comenzó un salto de escala al comenzar a envolver espacios y superficies cada vez más grandes –estatuas, suelos y paredes de galerías de arte–, hasta el salto definitivo: un «paquete» transparente de 1.200 metros cúbicos que encerraba 2.800 globos de colores; una fuente escultórica y una torre medieval de la ciudad italiana de Spoletto; el museo Kunsthalle de Berna; un gigantesco pirulí inflable de 85 metros de alto y 5.600 metros cúbicos con el que participaron en la Documenta IV de Kassel, en 1968… y más y más proyectos, algunos nunca realizados –como los previstos en Madrid y Barcelona, para envolver, respectivamente, la Puerta de Alcalá y la estatua de Colón– y otros tan impresionantes como envolver el Reichstag de Berlín, el Pont Neuf de París o nueve hectáreas de la costa australiana, a lo largo de 2,4 kilómetros de Little Bay, un barrio del extrarradio de Sídney.