Que el mundo de las tendencias es cíclico es una evidencia. En los 80 se llevaban los años 50, hace poco estábamos a vueltas con los 80 y los 90 y ahora nos ha tocado reivindicar los 2000. Una oscura época que, aunque hasta hace poco ni siquiera habíamos sido capaces de definir de una manera muy clara, contó con una serie de querencias estéticas más que discutibles. Y eso implica desde la moda hasta el arte y, por supuesto, la decoración. Aquí van 10 tendencias decorativas que, aunque en aquel momento nos parecieron una buena opción, ahora solo nos traen a a mente una pregunta: ¿En qué estábamos pensando?
1. Las cocinas en colores chillones
Una cocina verde pistacho, rosa chicle o amarillo limón nunca es una buena decisión. Pero entonces lo era. Quizás fue fruto de la aparición de nuevas marcas que ampliaron las opciones en acabados o es que, sencillamente, nos volvimos locos. De hecho, esa moda de colores estrambóticos se extendió a los textiles, los sofás, las fundas de cama, los muebles...
Así, sí: Cocinas personalizadas pero con acabados de calidad que, sin embargo, pueden seguir siendo económicos. Perfecto ejemplo de ello son marcas como Cubro, que personalizan cocinas de Ikea.
2. El todo al blanco
Más allá del minimalismo de los 90, los 2000 fueron una época en la que el blanco se cultivó como recurso decorativo hasta la saciedad. En parte, su éxito se debía a la entrada de Ikea en nuestro país y a su clásico acabado de muebles lacados en blanco o a nuevos materiales sintéticos que comenzaron a sustituir a los más clásicos como la piedra.
Así sí: Nadie dice que el blanco no sea un color perfecto para un interior pero si nuestra casa parece una clínica dental, hay un problema. Aunque reine el blanco, apuesta por introducir textiles y materiales con texturas para hacerla un poco más acogedora. Igual que se hizo en esta casa de Los Ángeles.
3. La obsesión con lo zen
¿Un falso cuadro con imágenes de piedras redondeadas? ¿Una fotografía de un jardín zen? ¿Una imagen de un Buda de piedra? Aunque cueste creerlo, hubo una época en la que estuvo muy muy de moda el que nuestra casa pareciera un centro de terapias alternativas. Si ya hasta tenías una lámpara de sal, eras un fuera de serie.
La alternativa: Por favor, mejor no abuses de los orientalismos, a no ser que forme parte de tu cultura, claro. Puedes hacer como en esta vivienda e incluir elementos como biombos, separadores de madera o incluso piezas de artesanía pueden estar inspirados en lo oriental, pero sin que sean demasiado obvios y no parezcan un disfraz para tu casa.
4. Escaleras flotantes (o de cristal)
Fueron un recurso muy utilizado en chalets, dúplex urbanos y hasta en casas de campo con pretensiones de ser rompedoras. El problema fue que, además de ser casi una boutade propia de arquitectos, podían poder suponer un auténtico peligro.
La alternativa: Si queremos un aire algo industrial y minimalista, podemos recurrir a alternativas como las escaleras de forja en un sencillo color negro. No dejan de ser arquitectónicas pero encajan con cualquier estilo decorativo. Por supuesto, conservar las escaleras de una casa (si estas tienen algo de especial) nunca ha dejado de ser una buena opción.
5. Las pieles falsas
La perfección de materiales como las pieles sintéticas hizo que se popularizaran alfombras, mantas o hasta cojines emulando la piel animal. Usado con mesura podía ser un recurso de esos que convierte un espacio acogedor y chic pero abusando de ello podía parecer que vivíamos en una cabaña de los Alpes.
Así, sí: Por supuesto, no las pieles reales. Mejor acudir a textiles como el lino o la lana y a modelos en los que su textura sea especialmente patente. Si además son de elaboración respetuosa con el medio ambiente, mejor.
6. Los marcos vacíos
¿La culpa fue de Friends? ¿O el marco vacío como elemento decorativo ya estaba ahí cuando llegó la serie? Sea como fuera, hubo una época en la que, como algo casi revolucionario, no era necesario incluir nada en un marco para exponerlo en nuestra pared. Y si era un intrincado modelo de aire francés, mejor.
Así, sí: Utilizar los marcos con obras de arte, elementos especiales o fotografías en su interior. ¿Acaso hay otra opción?
7. Los vinilos decorativos
Todos sucumbimos en algún momento a su embrujo. Prometían decorar las paredes casi como una obra de arte y luego poder retirarse sin problema y sin dejar marca (quizás eso fue la mayor mentira jamás vista en el mundo de la decoración). El problema vino cuando nos dimos cuenta de que no quedaban tan bien y que, de hecho, era fácil coincidir en los mismos modelos con muchas de nuestras amistades y que todas nuestras casas parecieran las mismas.
Así, sí: Papeles de pared, entelar una pared, papeles murales... Las opciones son tan variadas (y tan superiores) que los vinilos acabaron cayendo por su propio peso.
8. El falso pop-art
¿Tu propia cara emulando a la Marilyn de Warhol? ¿Un falso Roy Lichtenstein en el que, incluso, se pueden ver los píxeles de la imagen? Todos lo hemos visto, puede incluso que hayamos formado parte de ello, pero eso no quiere decir que estuviera bien.
La alternativa: Que nada lleve a engaño: como a Alaska y Mario, nos encanta el pop-art, nos encanta Warhol y la Factory. Pero, a no ser que los muebles acompañen y nuestra casa sea una oda a esta corriente artística, hay que usarlo con mesura y, sobre todo, con honradez. Si al menos tenemos una reproducción de una obra, mejor adquirirla con la calidad suficiente para que no parezca que la hemos impreso nosotros mismos en casa.
9. El mega-mueble para la televisión
Era la época de mayor auge de los DVDs y muchos avispados fabricantes de muebles supieron ver el deseo de muchas personas de exhibir su televisión y sus películas en el mismo mueble. A poder ser que ocupaba toda la pared y hacía parece tanto la televisión como todos los DVDs un auténtico trofeo.
Así, sí: Colocar la televisión en casa siempre ha sido un eterno drama para cualquier aficionado o profesional de la decoración. ¿La corriente actual? Ocultarla con muebles hechos a medida que se abren y se cierran o colocarla en muebles sencillos sin darle demasiada relevancia. ¿otro consejo? Prueba a rodearla de plantas, nada te parecerá lo mismo.
10. Las Gallery Walls
De acuerdo, la clásica pared llena de cuadros no llegó en los 2000 pero en esta época si adoptó su cumbre del maximalismo. El problema es que para poder crearla, muchas veces se descuidaba colocar cuadros en otras zonas de la casa de manera que no tenía sentido. Una gallery wall procede cuando contamos con obras de sobra.
La alternativa: Colocar los cuadros en las paredes con criterio y minuciosidad. Sí, a veces no es sencillo. Por eso te damos unos cuantos trucos aquí.