Una decisión decorativa impulsiva puede ser tan arriesgada como pedir el plato más picante del menú sin leer los ingredientes. Sí, ese sofá de terciopelo azul parecía perfecto en el escaparate, pero ¿cómo encaja con esas paredes verde oliva y la alfombra que juraste nunca cambiar? El diseño de interiores, como la gastronomía, requiere equilibrio, armonía, y planificación para que el resultado no sea un indigesto caos visual.
Aquí es donde entra el mood board, ese aliado infravalorado que podría evitarte más de una noche mirando tu salón con arrepentimiento. Pero no pienses que esto va solo de recortar revistas y pegar fotos. Es algo más.
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¿Qué es un mood board y por qué todos hablan de él?
Un mood board, o tablero de inspiración para los que huyen de lo anglosajón, es una herramienta visual que combina colores, texturas, materiales, y objetos para representar el espíritu de un proyecto. Dicho así, suena técnico, pero imagina que es como construir un rompecabezas emocional para tu espacio: cada pieza tiene que encajar en la narrativa general.
Crear un mood boardte obliga a detenerte y pensar en lo que realmente quieres lograr. ¿Buscas un dormitorio sereno? ¿Una cocina moderna y cálida? En lugar de sucumbir a las ofertas de temporada o a las tendencias pasajeras, el mood board te ayuda a filtrar, priorizar y visualizar. Es el ensayo general antes del estreno.
Además, gracias a herramientas digitales como Canva o Pinterest, ya no necesitas ser un diseñador gráfico para crear algo impactante. Pero cuidado, hay que saber usarlo bien para que no se convierta en un revoltijo de ideas sin sentido.
Los beneficios de trabajar con un mood board
1. Claridad en tus decisiones
Si alguna vez has sentido que decoras a ciegas, el mood board te dará una hoja de ruta clara. Es una referencia constante que evita que te desvíes del estilo que quieres conseguir. Por ejemplo, si estás dudando entre una lámpara industrial o una más minimalista, basta con compararlas en tu tablero para saber cuál encaja mejor.
2. Comunicación sin malentendidos
Trabajar con un interiorista o explicar tus ideas a un equipo puede ser complicado. ¿Cómo traduces el "quiero algo acogedor, pero sin pasarse" o el temido "moderno, pero con alma"? Un mood board es el idioma común que todo el mundo entiende. Puedes mostrar tu visión sin necesidad de usar descripciones vagas o interminables referencias abstractas.
3. Control sobre el presupuesto
Un mood board bien construido no solo define estilos; también te ayuda a distribuir el presupuesto. Al visualizar todos los elementos juntos, identificas qué piezas son prioritarias y dónde puedes ahorrar sin comprometer el diseño general.
4. Un filtro contra las tendencias pasajeras
Las modas decorativas pueden ser tentadoras, pero no siempre envejecen bien. Recuerda el auge de los muebles de ratán en los años 70 o las paredes con esponjado de los 90. Un mood board te permite incorporar tendencias de manera equilibrada, asegurándote de que tu espacio sea atemporal y no víctima de su época.
Cómo crear tu propio mood board en 5 pasos
Define tu objetivo
¿Qué sensaciones quieres transmitir? Busca muchas referencias y elige.
Recoge inspiración
Fotografías, texturas, muestras de tela, o incluso objetos que ya tengas en casa. Haz una selección que realmente te inspire.
Crea una paleta de colores
Elige tres o cuatro tonos principales y algunos secundarios. Esto te ayudará a unificar todo el diseño.
Organiza y edita
No caigas en el error de incluir todo lo que te gusta. El mood board debe ser una síntesis de tus ideas, no un collage descontrolado.
Úsalo como guía
Cada vez que compres algo, consulta tu mood board. Si un objeto no encaja con la visión general, descártalo sin remordimientos.