Charles Eames, que había sido arquitecto y profesor, y Ray Eames, que había sido artista plástico, empezaron a diseñar juntos en 1941. Desde el principio, cultivaron un proceso creativo meticuloso: en lugar de dibujos y esquemas, elaboraban ideas y resolvían problemas en tiempo real creando interminables modelos físicos y prototipos, en busca de puntos débiles que pudieran abordar en la siguiente ronda. Hacían las primeras pruebas en su apartamento de Los Ángeles, y luego pasaban por cientos o incluso miles más en su estudio de Venice antes de declarar que un diseño estaba listo para fabricarse.

Para su primer producto conjunto, una silla de madera contrachapada moldeada, construyeron una famosa máquina de curvar madera contrachapada llamada Kazam con la que juguetearon durante años antes de enviarla finalmente al equipo de ingeniería de Evans Products Company para que la recreara. No es de extrañar, por tanto, que hasta el cierre de la Oficina Eames tras la muerte de Ray en 1988, fueran capaces de acumular más de 40.000 artefactos de su proceso de diseño, y tampoco es de extrañar que la familia tardara casi 25 años en catalogarlos y finalmente ponerlos a disposición del público en un solo lugar, en el recién inaugurado Archivo Eames de Richmond, California.

El Archivo es un espacio que hasta ahora había servido como sede del Instituto Eames, la organización sin ánimo de lucro que gestiona el Archivo y que sirve para educar a la gente sobre las ideas y el legado del querido dúo de diseñadores. Con su apertura, se ha creado un espacio de peregrinación permanente para que los fans de los Eames acudan y se obsesionen con cada forma de pierna, cambio de herraje, opción de acabado y cambio de forma que los diseñadores hicieron a lo largo de los años.

 

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