¿Hasta qué punto influye en nuestras casas el lugar donde se ubican? Si se trata de una casa en la ciudad, por ejemplo un penthouse en Nueva York o en Londres, la pregunta tiene una respuesta fácil. Pero cuando se trata de un bajo en un bloque de apartamentos, no es tan sencillo adivinar lo que esconde su interior. En este caso, los 110 metros cuadrados de este piso respiraban Brasilia y arquitectura brutalista en su totalidad: espacioso, con todos sus elementos a la vista y, sobre todo, con mucha personalidad.
Cuando el propietario encontró este apartamento, fue amor a primera vista para este hombre soltero de mediana edad que cuando se mudara podría recibir las visitas de sus hijos adolescentes. A pesar de sus grandes ventanales y de la vegetación exterior en la fachada que forma un interesante juego de luces y sombras en su interior, necesitaba una reforma. Y aquí es donde las cosas se empezaron a poner interesantes.
Aunque a primera vista y con los datos que tenían, las arquitectas Maria Araujo, Marina Zuquim y Marina Nunes, encargadas de adaptarlo a la vida contemporánea, no pensaban que fuera a tratarse de un proyecto de revista, se equivocaban. El dueño era mucho más de lo que parecía ser, igual que el apartamento. Se encontraron con alguien que buscaba incluir referencias brutalistas a su infancia en São Paulo, con un desbordante interés por el mobiliario brasileño moderno, con una historia muy especial detrás y que les dio toda la libertad creativa posible.
Uno de los cambios más significativos fue el cambio en el plano de planta. "Quitamos uno de los dormitorios para ampliar el salón y transformamos los dos dormitorios en suites, por lo que surgió la necesidad de crear un aseo. También rotamos el eje de la cocina para mejorar la iluminación y ventilación natural", comentan las arquitectas. Pero había otros requisitos innegociables, como añadir un baño armario a la habitación principal, tener una habitación multiusos que pudiera servir como sala de TV, home office o cuarto de invitados para sus hijos adolescentes, además de un baño, una cocina abierta al comedor y un comedor abierto al salón. El cliente también pidió que se conservara el suelo de madera original de los años 70, los cobogós (una técnica arquitectónica típica de Brasil que consiste en celosías hechas de hormigón) y que todo ello no afectara a la estructura del edificio. Eligió el bajo de una manzana típica de Brasilia para vivir y obviamente, quería disfrutar de todas las vistas y ventajas que ofrece este lugar. Y aún hay más: el resultado debía reflejar el estilo de vida de un hombre culto en un mundo contemporáneo. La lista no era corta ni fácil de satisfacer.
Manos a la obra, nunca mejor dicho. "Lo primero fue buscar referencias principalmente en el modernismo brasileño, adaptándolas a un lenguaje actual. Una de nuestras mayores inspiraciones fue la 'Casa Butantã', diseñada por el famoso arquitecto Paulo Mendes da Rocha que está en São Paulo, ciudad de origen de nuestro particular cliente", confiesa Maria. La materialidad de esta casa jugó un papel clave en el nuevo enfoque, poniendo énfasis en el suelo de madera y en la estructura de hormigón visto. Además de la 'Casa Butantã', el propio edificio donde se encuentra el piso en Brasilia tuvo una gran influencia en el proyecto, y uno de los puntos principales del proyecto fue el respeto por la historia de ese lugar y de la ciudad.
Las reformas siempre conllevan sorpresas. Obviamente, los cambios siempre son necesarios, y aunque el 'Apartamento AG’' estaba en buenas condiciones, necesitaba una renovación completa de las instalaciones eléctricas y de fontanería, además de satisfacer la larga lista de necesidades del dueño. Pero la sorpresa vino al descubrir una viga y un pilar, que se dejaron en su estado original en el salón. Como el plano original tenía 3 dormitorios, y sólo uno de ellos tenía baño, se optó por ampliar el salón incorporando uno de los dormitorios, lo que también permitió la creación de 2 baños extra. Además de restaurar el suelo de madera, se mantuvieron las paredes con una textura de yeso, y se pintaron de blanco, y se añadió un banco de hormigón lineal que recorre el salón y el comedor.
"Optamos por utilizar acabados naturales, con la madera y el hormigón como sostén del proyecto, creando un ambiente rústico y auténtico. Para complementar estas elecciones, seleccionamos muebles, alfombras y cortinas de fibras naturales en tonos claros, aportando ligereza al ambiente", comentan desde el estudio sobre el estilo brutalista de esta casa. Un panel de chapa natural integra el salón con la cocina y camufla el paso a la zona íntima. "En la cocina abrimos los cobogós que estaban ocultos por un muro y rotamos el eje de circulación, permitiendo una mayor ventilación e iluminación natural, además de integrarlo al comedor", explican las arquitectas.
En la habitación principal se siguió la misma materialidad que en el salón dejando las vigas y el pilar a la vista. Para darle más amplitud a la habitación, se transformó la antigua habitación de servicio en un armario. Continuando con los ambientes, en la segunda habitación, la más versátil de todas, se mantuvo la base monocromática, pero añadiendo una alfombra kilim de rayas para aportar un poco de color. Y el festival de color continúa en el baño, revestido con azulejos amarillos en suelo, paredes y techo. Otra sorpresa más en un proyecto, en contraste con la base monocromática y masculina del proyecto.