En el sur de Mallorca, muy cerca de las playas que rodean Sa Ràpita, en el municipio de Campos, el arquitecto Ramon Juan, del estudio BUC Arquitectura, diseñó y levantó desde cero una vivienda unifamiliar de 280 m2 con un acogedor porche cubierto y amplias zonas verdes que desembocan en una recoleta piscina. Con la ayuda de la interiorista Manuela Bläsi, el proyectista logró rematar un espacio sosegado, pintado de colores crudos y blancos, pegados a la tierra, donde predominan los materiales naturales (mimbre, madera, cal, piedra, ratán, cemento pulido) y las formas suaves y contenidas.

En la planta baja se sitúan dos dormitorios –uno de ellos la suite principal– y la gran zona común que engloba, sin tabiques, puertas ni interrupciones, la cocina, el comedor y el salón, en el que una gran chimenea central constituye el foco visual (y espiritual) de la estancia. En el primer piso, al que se accede a través de una escultural escalera diseñada por BUC, conviven otros dos dormitorios con sus baños en un hogar todavía virgen, a la espera de ser habitado por primera vez. "Buscábamos que el área social, de gran altura, se abriera de sur a oeste para que la orientación permitiese disfrutar lo más posible de la iluminación natural durante todo el día", explica el arquitecto.

La gran zona común engloba la cocina, el comedor y el salón.

La gran zona común engloba la cocina, el comedor y el salón.

Neus Pastor

El porche de 25 mprolonga el salón y comedor hacia el exterior y se asoma a una pileta hecha a partir de piedra de Marés y cemento pulido. Los techos construidos gracias a forjados de madera laminada de abeto se han revestido del mismo mortero de cal que las paredes, y contrastan con las contraventanas y  la carpintería exterior de hierro pintado. Muchos elementos se han hecho de obra, como la cocina o el banco de la entrada. Enfatizan así la armonía de todo el proyecto, que parece no acabar ni empezar en ningún sitio.

Los baños y la cocina confían además en la piedra natural de Binissalem de la zona y en el microemento en sus revestimientos. "Por razones urbanísticas la vivienda se eleva un metro con respecto al terreno en el que está ubicada, por lo que el diseño del jardín actúa como elemento integrador para adaptar de manera armónica la transición interior-exterior", asegura el arquitecto. La suavidad con la que el paisaje se integra en las habitaciones es una de las claves de la construcción.

El dormitorio principal tiene vistas al privilegiado entorno.

El dormitorio principal tiene vistas al privilegiado entorno. 

Neus Pastor

En el interior, muebles comprados en la isla o diseñados ex profeso para el proyecto dialogan con obras de creadores locales, como el pintor y ceramista Jaume Roig, el también ceramista Joan Pere Català Roig y la artista textil Adriana Meunié, cuyas piezas "abrigan" aquí y allá la desnudez vocacional de la vivienda. "La utilización de materiales naturales en las paredes y los techos, surcados por vigas de madera paralelas, recuerdan al sistema constructivo tradicional de las islas, proporcionando un ambiente cálido y neutro en el que la luz consigue cambiar el propio espíritu de las diferentes estancias. La claridad programática interior y la simplicidad volumétrica, además de la utilización de tonos terrosos en el exterior, favorecen la integración con el entorno", remata el autor.

Los textiles artesanales de Ábbatte, los cálidos muebles de la danesa Tine K Home, las creativas lámparas producidas en Mallorca por la editora Contain o las alfombras de Llevant Mobiliari suavizan si cabe todavía más este trocito de paraíso pensado para acompañar, sin estridencias, al mar. Si el reto era el silencio y el descanso, está más que sobradamente superado.