Nuestras casas no son más que el reflejo de nuestros momentos vitales. El de la interiorista Isabel López Vilalta, maestra de los espacios depurados, pedía ahora un lugar tranquilo, en el que asentarse cómoda y definitivamente, porque su intención es no mudarse más.

Tras vivir en un ático en Vallvidrera ("Es cierto que alguna vez teníamos goteras, pero a cambio tenías vistas espectaculares, y jamás oías al de arriba") y luego en un bajo con patio en Sarrià ("Era maravilloso, porque además no me veía nadie, y muy cómodo, pero desde octubre hasta marzo echabas de menos el sol") buscaba un piso convencional, en planta, pero espacioso y bien iluminado, siempre en la zona alta de Barcelona, su territorio conocido.

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El salón con la butaca con otomana Take a Line for a Walk, de Alfredo Häberli para Moroso, junto a la lámpara de pie Max Bill, de Miguel Milá para Polinax; sillón de piel marrón, de Vincent Van Duysen; lámparas de pie TMM, de Miguel Milá para Santa & Cole, y mesa auxiliar con base cónica Órbita, de Gemma Bernal y Ramón Isern.

Salva López

Lo encontró en la que uno de sus profesores, el arquitecto Alfredo Arribas, considera una de las calles más bonitas de la ciudad, junto al Paseo San Gervasio. La vivienda se encuentra en una finca de los años cuarenta diseñada por Eusebi Bona i Puig. "Al ser una promoción hecha para vender, tiene un carácter burgués, pero discreto". A ella ya le iba bien esta ausencia de alarde, su elegancia contenida. Tras seis meses de reforma, se estableció allí en la Navidad de 2023.

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RETO SUPERADO

Isabel reconoce lo mismo que muchos interioristas y arquitectos confiesan cuando abordan el proyecto de su propio hogar: "A un cliente le ofreces 'esto, esto y esto', y él te responde 'esto no'. En cambio a mí hay muchas cosas que me gustan. Es dificilísimo hacer tu propia casa". Sin embargo, ella lo ha conseguido en esta vivienda de 190 m2 en el que "da la impresión de que no hay mucha cosa hecha, pero en realidad ha habido mucho trabajo".

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La cocina con mobiliario b3 de bulthaup y encimera de piedra, conectada mediante una corredera con el comedor.

Salva López

El espacio que antes ocupaban cuatro dormitorios lo ha transformado en una gran suite con antesala; a su nieto le ha reservado una habitación oculta tras el panel del vestíbulo que comunica la zona de noche y la de día –en el que también hay un baño–. Entre los hits del interiorismo Isabel destaca una premeditada oscuridad en algunas zonas, especialmente el distribuidor, que según afirma "resalta los dos extremos que son la noche y el día"; los suelos de madera de tablas de gran formato ("Los puso el hombre que más sabe de este tipo de pavimentos en Barcelona, Julio Rodríguez, de Parkmobel") y el tono de las paredes("Hay ciertos blancos que son fríos, agresivos. Pero si encuentras un blanco cálido, es un color base estupendo que luego admite la madera, los mármoles, la piedra…".

En el dormitorio principal, el cabecero a medida funciona también como escritorio en su lado opuesto. La lámpara es la versión de sobremesa del modelo Max Bill, de Miguel Milá. Banco Bud, de Francesc Rifé para Perobell, y móvil de techo Puput, de Solito.

En el dormitorio principal, el cabecero a medida funciona también como escritorio en su lado opuesto. La lámpara es la versión de sobremesa del modelo Max Bill, de Miguel Milá. Banco Bud, de Francesc Rifé para Perobell, y móvil de techo Puput, de Solito.

Salva López

EN COMPAÑÍA DE AMIGOS 

Sobre ese trasfondo, piezas por las que la interiorista siente un especial cariño: la mesa de comedor, con capacidad para 18 personas ("Me gusta mucho recibir gente para comer. La hizo Demetri López, el ebanista con el que trabajábamos, que murió antes de que inaugurara la casa); las lámparas de Ingo Maurer y Miguel Milá ("era íntimo amigo de un tío mío. Para nosotros no solo ha sido un gran diseñador, sino también alguien muy cercano a la familia"), y, sobre todo, obras de arte: Antonia Ferrer, Laurent Martin "LO", Clàudia Valsells, Ràfols-Casamada...

El comedor, con mesa a medida; sillas de plástico verde Selena, de Vico Magistretti; de madera Capitol Complex, de Pierre Jeanneret para Cassina; lámpara de suspensión Blow Me Up, de Ingo Maurer, y cuadro, de Clàudia Valsells.

El comedor, con mesa a medida; sillas de plástico verde Selena, de Vico Magistretti; de madera Capitol Complex, de Pierre Jeanneret para Cassina; lámpara de suspensión Blow Me Up, de Ingo Maurer, y cuadro, de Clàudia Valsells.

Salva López

Con este cóctel, Isabel ha creado la que espera sea su última morada: "Por eso la he abordado de una manera más sosegada, con materiales naturales, que son muy honestos y tienen una buena vejez, lo mismo que quiero para mí, ja, ja! Lo estridente me parece una forma poco sostenible de enfrentar cualquier proyecto, porque a menudo dura poco. Me gustan las cosas bien diseñadas, pero también que me hagan la vida más fácil. Yo lo que quiero es una casa que me dé mucho placer y poca guerra", concluye.