Convertir un piso pequeño de 42 metros cuadrados en un hogar funcional, acogedor y con carácter no es tarea fácil, pero este apartamento en Girona lo logra con una estrategia de diseño centrada en un cubo vertebrador. Reformado por el estudio Torndelacreu para el alquiler, este pequeño refugio urbano demuestra que el buen gusto y las soluciones espaciales ingeniosas pueden transformar por completo un interior sin necesidad de grandes dimensiones.
Ubicado en el centro del casco histórico de Girona, junto al río Onyar, el proyecto ha buscado maximizar la luz natural y potenciar la sensación de amplitud mediante una intervención precisa y bien estudiada. Dos hermanas asumieron el reto de rehabilitar este discreto apartamento para convertirlo en un espacio acogedor y funcional, tanto para ellas como para viajeros que buscan una estancia en la ciudad. Desde el principio, la propuesta de Torndelacreu apostó por respetar los elementos característicos de la arquitectura tradicional, pero incorporando un gesto contemporáneo que dialoga con su entorno.
Un volumen central
El elemento clave es un cubo central, que se erige como la pieza articuladora del espacio. Esta estructura multifuncional separa las zonas de día y de noche sin interrumpir la continuidad visual, al tiempo que permite diferentes configuraciones según las necesidades del momento. El uso de materiales como hierro negro, cristal transparente y madera permite que este volumen cambie su apariencia, desde una estructura totalmente abierta hasta un volumen cerrado e íntimo, garantizando privacidad cuando se requiere.
El apartamento se distribuye de manera diáfana para maximizar cada metro cuadrado. La cocina, el comedor y la zona de estar comparten un único espacio abierto, donde el mobiliario ligero y versátil facilita la adaptación a distintos usos sin saturar el ambiente. La continuidad del pavimento de parquet de roble y los tonos neutros empleados en paredes y mobiliario refuerzan la sensación de unidad y calidez. En el área de estar, un banco corrido se integra como solución práctica para almacenamiento y descanso, mientras que la iluminación cuenta con modelos icónicos como la lámpara Taccia de Flos o la TMC de Santa & Cole.
Luz natural sin barreras
El dormitorio se encuentra integrado dentro del cubo y mantiene una conexión sutil con el resto de la vivienda. Gracias a los cerramientos de cristal, la luz natural fluye sin barreras, generando una atmósfera luminosa y acogedora a pesar de tratarse de un piso de pocas dimensiones. Un filtro de cortinas venecianas de madera permite regular la privacidad sin renunciar a la transparencia del conjunto. El mobiliario incluye piezas de diseño como las sillas CH24 de Carl Hansen & Son o la butaca Sunset de DePadova.
El baño, revestido en micromortero, sigue la misma línea estética del resto del apartamento, con acabados neutros y una distribución optimizada. La combinación de materiales reflectantes y espejos amplifica la luz natural, mientras que la elección de una grifería de diseño y un lavabo de la firma Cielo Cerámica refuerzan la sensación de sobriedad y calidad en un espacio reducido.
Más allá del diseño interior, la reforma ha destacado por su capacidad de fusionar tradición y modernidad. Se han preservado elementos arquitectónicos originales mientras que el cubo central introduce un contraste contemporáneo que ordena y amplía el espacio sin perder su esencia histórica. El trabajo con artesanos locales, desde la carpintería hasta la herrería, ha sido clave para garantizar la armonía entre pasado y presente.