En pleno barrio del Eixample esta vivienda reformada por el estudio S1gla es una interpretación libre del clásico piso señorial del centro de Barcelona. En su nuevo diseño, el tradicional mosaico Nolla de los suelos se ha diseñado como un elemento perimetral, las típicas molduras de los techos se han simplificado con listones de madera y la habitual distribución en cajas se ha modificado para fomentar la luz del exterior.
Según explica Bernat Riera, fundador del estudio junto a Sergi Puig, los nuevos propietarios del piso son una pareja joven con dos niñas que, en su búsqueda de la casa ideal, arrojaron conceptos como "hogar, sostenibilidad, relación con el espacio exterior o materialidad" que trataron de solventarse con el nuevo proyecto. Aunque el apartamento se encuentra en una esquina de un edificio de los 70 con escaso valor arquitectónico, el propio clasicismo del barrio sirvió para vertebrar su nueva vida. "Nuestro objetivo principal fue reinterpretar de manera singular los valores de un piso clásico del Eixample. Para ello, adoptamos el concepto de cajas comunicadas entre sí tan propio de los edificios modernistas de principio de siglo XX", señala.
En la reforma se trató además de corregir ciertos aspectos de la casa como sus techos bajos y la poca luminosidad, debido a la distribución extremadamente compartimentada de sus más de 100 metros cuadrados. Así, se crearon mejores conexiones entre las estancias dándole mucha más luz al espacio. También se aprovechó la situación del edificio en chaflán y su orientación sur para aumentar la entrada de luz natural y la ventilación "potenciando así la singularidad de la vivienda, su situación y la sensación de espacio, mirando siempre hacia el exterior, de dentro a fuera". La nueva terraza se ha concebido además como una extensión del salón, aprovechando al máximo el clima mediterráneo.
A lo largo de las diferentes estancias reinterpretan además otro de los conceptos de la típica arquitectura modernista: el mosaico Nolla. En lugar de usarlo como un elemento centro de la vivienda, decidieron invertir su uso y convertirlo en una especie de límite perimetral de cada una de las estancias. Así, a lo largo de toda la casa podemos ver piezas de rasilla cerámica que se embeben en el pavimento continuo de microcemento.
Otro de los elementos clásicos reinterpretados han sido las molduras de los techos. En este caso, se han convertido en listones de madera oscura que enmarcan cada habitación en su perímetro superior y a los que se ha añadido luz indirecta que ilumina los techos para darles mayor profundidad. "El resto de iluminación se consigue mediante apliques de pared, lámparas suspendidas y conmutadas que aportan calidez junto a la madera color palisandro de todo el mobiliario a medida", cuenta el arquitecto.
En cuanto a materiales, se ha apostado por aquellos de origen noble como madera (en ventanas y muebles a medida), arcilla, cal, morteros hidráulicos y microterrazos para pavimentos y revestimientos. "Se trata de materiales ecológicos y naturales, con una baja huella de carbono", explica Riera. Además, el interiorismo se ha completado con piezas de marcas como Marset, Dac Rugs, Vitra o Lufe.