Desde que en 2005 se inaugurara el que está considerado el primer edificio de este tipo, la Turning Torso de Santiago Calatrava en Malmö (Suecia), la lista de rascacielos giratorios no ha parado de crecer. El último en llegar ha sido la Shanghai Tower, que con sus 632 metros de altura se ha convertido en el segundo edificio más alto del mundo, solo superado por el Burj Khalifa de Dubái.
Un reciente informe del prestigioso Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano de Chicago (CTBUH por sus siglas inglesas) ha identificado 15 rascacielos de este tipo –esto es, edificios de más de 90 metros de altura cuyas plantas giran sobre el eje central a medida que ascienden– ya construidos, y otros 13 en proceso de construcción. Los más espectaculares y elevados se sitúan en Asia –con China a la cabeza– y las prósperas monarquías petroleras del Golfo Pérsico, pero la fiebre se extiende por todo el globo: siete de los 28 proyectos son americanos, y cinco, europeos.
Esta tendencia imparable está motivada por varios factores, según el informe. Las nuevas tecnologías permiten actualmente diseñar y construir en tiempo récord y a precios relativamente competitivos estructuras más dinámicas y atrevidas que combinan ligereza y mayor resistencia a las fuerzas físicas, especialmente los temblores sísmicos y los fuertes vientos. El resultado es una asombrosa variedad de texturas, ángulos de visión y efectos de onda que dotan a estos edificios de un carácter icónico.
Pero más allá del mero alarde estético –su silueta sin duda destaca contra el anodino fondo de las torres rectilíneas convencionales–, los rascacielos giratorios responden también a la búsqueda de una arquitectura más sostenible y energéticamente eficiente: en su movimiento de rotación, la fachada resulta más aerodinámica y logra reducir las cargas del viento, por lo que se requiere menos material estructural. Por otro lado, al generar más opciones para el emplazamiento de las ventanas, se puede reducir el consumo energético del edificio controlando mejor la insolación y las zonas de sombras.