Hemos seleccionado cinco piscinas y pozas naturales a lo largo y ancho de la geografía española en las que nos hemos bañado y que nos encantan.No te costará encontrar otras listas de piscinas naturales con diez, 15 o hasta 20 de ellas (de hecho, tenemos buenas referencias de piscinas naturales en las Canarias, Cáceres o Girona), pero nosotros nos hemos ceñido a estas cinco en las que sí nos hemos dado un chapuzón.

Nuestra recomendación, en consecuencia, se basa en la experiencia y te podemos asegurar que todas merecen la pena, aunque solo sea en algunos casos por el paseo hasta llegar a ellas. Desde ya, te decimos que no te arrepentirás de montar una pequeña excursión para disfrutar de un refrescante baño. Además, nosotros nos vamos a mojar con nuestras preferidas: Las Presillas (por las vistas), y las pozas naturales del río Pedras, que mezclan naturaleza con un poquito de acción (como descubrirás enseguida).

 

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Las Presillas de Rascafría: un baño helado con vistas a Peñalara

Las Presillas de Rascafría con Peñalara al fondo.

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Las Presillas de Rascafría: un baño helado con vistas a Peñalara

Las Presillas, en Rascafría, son tres grandes piscinas naturales en el cauce del río Lozoya que destacan por unas vistas increíbles a Peñalara. El agua del Lozoya está fría, eso sí. Es lo que tiene la sierra de Guadarrama: pozas frías (nos hemos bañado en otras), pero también muy refrescantes. Desde Madrid, en coche, hay alrededor de una hora y cuarto u hora y media. Abren todo el día y hay que pagar 9 euros si vas en coche (4 en moto), pero merecen la pena si te apetece disfrutar de un día en familia en un entorno cuidado y tampoco excesivamente masificado (al menos las veces que hemos ido).

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Piscinas naturales del río Pedras, en A Pobra do Caramiñal.

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Pozas del río Pedras, A Pobra do Caramiñal: un chapuzón escondido en medio del bosque

Pese a que hay que andar un buen trecho para llegar a las mejores pozas y hace calor en verano, merece la pena el paseo para bañarse en alguna de las piscinas naturales que regala el río Pedras. El entorno está cuidado. Y son sorprendentes por ese punto agreste, un tanto salvaje (es difícil acceder hasta alguna de ellas y la entrada al agua ha supuesto más de un resbalón propio y ajeno), que tiene su encanto. En resumen, un lugar mágico, en plena naturaleza gallega que, al menos, hay que visitar una vez.

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Piscinas naturales de Navaluenga, Ávila.

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Piscinas naturales de Navaluenga: una playa natural bajo un puente románico

Lo mejor de las piscinas naturales del municipio abulense de Navaluenga, en el Alberche, es que uno se baña bajo el puente románico del pueblo y encima lo hace en plena Sierra de Gredos. Poco más se puede pedir. Navaluenga es uno de esos pueblos madrileños que cada verano multiplican su población por diez (y no es una exageración) cuando llega la gente de la capital que pasa aquí el verano.

Las piscinas son el lugar perfecto para la chavalería, que disfruta de las vacaciones con los abuelos en muchos casos. Para pasar el día, el lugar está bien porque en el pueblo hay restaurantes y se puede dar uno un paseo. Como sucede con Las Presillas, las piscinas son grandes. Además, hay mesas para sentarse y la pradera de césped está bien cuidada. Quizá, la única pega (que en todo caso es menor) es que desde Madrid hay dos horas de coche.

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Pozas de las Fuentes del Algar en Callosa d'En Sarria.

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Piscinas naturales de Las Fuentes del Algar, Alicante: un bonito paseo que se puede rematar con un baño

Por 5 euros (los adultos), Las Fuentes del Algar es buen sitio en el que disfrutar de un día de verano. De todas en las que hemos estado (aquí hace años), estas piscinas naturales son las más 'turísticas' y en las que más gente hay y eso hay que apuntárselo en el debe.

Están muy cerca de la localidad de Callosa d'en Sarrià y apenas a media hora en coche de localidades como Altea o Benidorm. Cuentan con un buen aparcamiento, aunque en verano se llena pronto. Están bien porque las cascadas son muy bonitas y se puede dar un paseo junto a ellas por un camino bien acondicionado (eso sí, prepárate para subir y bajar escaleras). Además, si tienes calor, es muy fácil acceder a alguna de las zonas de baño para darse un refrescante chapuzón. Para rematar, el DinoPark de Algar está cerquísima. Puede ser el remate a una jornada 'de diez' con los más pequeños, pero no si un día de turisteo no es lo que más te convence.

Piscinas naturales Las Chorreras del Cabriel, Cuenca:
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Las Chorreras del Cabriel, Cuenca: un baño en aguas turquesas

Nuestro repóquer de piscinas naturales que hemos visitado acaba en las Chorreras del Cabriel, en la provincia de Cuenca. Antes de que sigas leyendo, si has decidido visitarlas reserva aparcamiento online. Cuando llegues, te vas a sorprender con el color verde esmeralda del agua, que es parte del encanto que derrocha este sitio. Como explican en la propia web de Las Chorreras del Cabriel, se trata de "un paraje natural vivo (…) dónde existe una flora y fauna única en Cuenca". Si eres de los que te gusta andar, hazte el sendero de Las Chorreras, una ruta circular poco exigente de unos 134 o 15 km (alrededor de 4 horas andando) en la que vas a disfrutar de agua y roca a lo largo de paisajes y caminos variados. El pueblo de Enguídanos también merece una parada.