El diseño de joyas no es una ciencia exacta. Pero hay quien se inspira en las matemáticas para crear piezas tan bellas que tienen todos los números para captar tu atención.
Desde su estudio en Hove, en la costa sudeste inglesa, Nora Fok diseña colecciones inusuales, con una gran carga poética y que beben de la Naturaleza. Pero, a diferencia de otros creadores, Nora no reproduce flores u hojas en sus joyas, sino que acude a los procesos que las hacen posibles, a los átomos y a las moléculas. ¿El resultado? Piezas con mucha química.
Considerada una de las diseñadoras de joyas británicas más brillantes, Nora Fok deja de lado la producción industrial para centrarse en el proceso manual, sin importarle el tiempo que pasa con cada pieza: una, dos, tres semanas... Y así, en sus manos y utilizando solo las herramientas más básicas, va tejiendo filamentos de nailon y convirtiéndolos en un collar, en una pulsera... El tipo de joya también es secundario, aunque es cierto que se lleva mejor con los collares, tal vez por ser la pieza que mejor le permite dar rienda suelta a su imaginación.
Las joyas que diseña no solo decoran el cuello o ensalzan la muñeca –que, por cierto, no es poco– sino que también han sido objeto de exposiciones individuales y colectivas. Su colección Cloud Nylon –objetos que recogen las fotografías de este artículo– estuvo rodando dos años por todo el Reino Unido.
Fascinada por todos los aspectos de la Naturaleza (la estructura, el orden, los misterios, la magia), el enfoque de esta diseñadora no es científico; combina sus descubrimientos de manera intuitiva con sus habilidades técnicas personales para producir piezas únicas.
Imaginémosla trabajando en su estudio un día soleado, tejiendo o trenzando alguna pieza, ajena a la dictadura del reloj. Formulándose preguntas y tratando de responderlas a través de su trabajo. Con habilidad y paciencia... Convirtiendo lo ordinario en algo extraordinario, fuera de toda lógica.