Hasta el 23 de febrero de 2025, es posible ver en el Museu del Disseny de Barcelona la exposición 100 objectes d'IKEA que ens hagués agradat tenir a Vinçon (100 objetos de IKEA que nos hubiera gustado tener en Vinçon). A su inauguración asistió, ente otras personalidades, el Global Design Manager de IKEA Johan Ejdemo, a quien ya habíamos entrevistado en sus oficinas en Suecia. Pero no podíamos perder la oportunidad de volver a reunirnos con él y conversar sobre algunos de los temas de los que más nos gusta hablar: diseño cotidiano y calidad de vida, diseño y sostenibilidad y, en resumen, diseño y vida.
¿Cómo cree que el diseño cotidiano influye en nuestra calidad de vida?
Es mucho pedir que el diseño contribuya a la calidad de vida, pero el diseño funciona cuando no piensas en eso, cuando no te genera frustraciones, cuando ni te lo planteas. Pero el diseño, a la vez, te puede hacer sentir cosas, evidentemente. Un buen diseño te puede hacer sonreír, te puede hacer más feliz, y es ahí donde contribuye a la calidad de vida.
¿Hasta qué punto cree que las personas son conscientes de la importancia de los objetos que utilizan a diario?
Nada conscientes. De hecho, espero que no lo sean porque, en caso contrario, habríamos hecho algo mal desde la perspectiva del diseño. Cuando las cosas funcionan, no eres consciente de que están ahí. Trabajamos para crear ese entorno que te haga sentir en casa. Cuando todo funciona, no te planteas lo que está ocurriendo.
¿Qué desafíos enfrenta IKEA para seguir democratizando el diseño en un contexto en el que los espacios se reducen?
Es un reto al que siempre nos hemos enfrentado pero, ahora, los espacios reducidos se combinan con un presupuesto reducido. Nosotros siempre nos hemos centrado en los pequeños entornos. Los estudios que hacemos al respecto nos revelan que generalmente en las habitaciones se desarrollan tareas diferentes al mismo tiempo. Buscamos soluciones inteligentes que puedan cubrir esas necesidades pero que no sean demasiado complicadas. De la misma forma que los hogares están cobrando cada vez más versatilidad, nosotros lo hacemos también con nuestros productos.
¿Cómo se logra que los productos sean asequibles y al mismo tiempo, sostenibles?
No hay contradicción en absoluto. Cuando las cosas funcionan bien para los costes, funcionan bien para la sostenibilidad. El automontaje, por ejemplo, contribuye a reducir los costes pero también aumenta la sostenibilidad. Y lo mismo con la reparabilidad.
La sociedad, ¿tiene en mente que son más opuestos que similares?
De hecho, esto tiene más que ver con las conductas individuales de todos nosotros. Hay quien piensa que, si algo cuesta menos, se puede comportar con ese objeto de una forma más descuidada. Y esto es algo que nos tendríamos que plantear y reconsiderar. Tiene que ver más con el comportamiento del individuo que con el hecho de que coste y sostenibilidad vayan separados.
¿Cree que existe suficiente consciencia acerca del sobreconsumo?
Creo que sí, sobre todo en los jóvenes. Se plantean cuándo consumen, qué consumen... Por eso están volviendo tendencias como el vintage. Esto está ocurriendo. Hasta hace poco, comprar era un acto de entretenimiento y ahora esto se ve menos y se ve menos especialmente entre la gente joven.
¿Qué es para usted, como Global Design Manager de IKEA, un buen diseño?
Para mí, un buen diseño es aquel que soluciona un problema pero que, a la vez, genera sentimientos positivos. Cuando un diseño está funcionando bien de una manera casi inmediata, se genera una emoción. Es importante que no sea una emoción a corto plazo porque tiene que ser una agradable y buena pero también que persista, de forma que tú tengas ganas de ese objeto que te ha generado esa sensación.
¿Conocía la tienda (Vinçon)? ¿La había visitado?
Sí, por supuesto, conocía la tienda, había estado varias veces... Era una destinación turística en sí misma. Un destino natural para alguien a quien le gustara el diseño porque además era un tipo de tienda en la que, además de venderse objetos, se contaban historias, y eso la hacía súper especial. Fue uno de los primeros lugares en los que se empezó a trabajar de esta forma.
¿Hay algún objeto de la selección hecha por Vinçon para la exposición que eche de menos y otra que le haya sorprendido por formar parte de la ella?
No estoy sorprendido ni echo en falta nada. Lo que sí destacaría es lo buena que es la selección. Son objetos muy sencillos, a la vez que muy resolutivos, para la vida cotidiana; hay un buen diseño pero también una buena resolución de una necesidad y por supuesto hay algunos productos que te dan ese extra, que te hacen sonreír. Esta elección implica una comprensión muy buena de lo que es nuestra perspectiva sobre el diseño. Y valoramos muy positivamente que alguien de fuera de la casa haya podido entender tan bien nuestra noción, ya que, si hubiera sido una selección nuestra, habríamos sabido demasiado. Es un compendio de nuestra esencia.