En la década de los 70, el mundo del diseño vivió un sueño. Saltándose los convencionalismos de la época, una serie de diseñadores presentaron sus trabajos más personales, donde el arte jugaba un papel protagonista. Ahora, Pepa Bueno recoge aquellas obras en "Disueño. Cuando el diseño y el arte jugaron a ser lo mismo. 1977-1979", un libro para soñar despierto.

La historiadora del arte Pepa Bueno ha querido rendir un homenaje a aquellos creadores que, en los años 70, fueron capaces diseñar objetos raros y bellos que cuestionaban la estética dominante. Toda aquella labor se reúne ahora en este libro editado por el Museu del Disseny de Barcelona y la editorial Tenov.

A finales de los setenta, en un momento en que los principios del funcionalismo empezaban a entrar en crisis, esta iniciativa, que se concretó en tres exposiciones, abrió un espacio de libertad a un tipo de producto nuevo y difícil de definir, a medio camino entre el diseño, el arte y la artesanía, de marcado componente irónico y crítico hacia los sistemas de producción. Entre ellos destacaron propuestas de mobiliario utópico para una sociedad nueva.

Los objetos seleccionados para ser exhibidos en Disueño no tenían por qué estar en producción y podían ser simplemente prototipos que por sus especiales características no encajasen en los sistemas habituales de producción y comercialización.

Las exposiciones de Disueño se presentaron en paralelo a las de los Premios Delta en 1977, 1978 y 1979 en la Fundació Miró y representaron un cambio en la concepción de la profesión de diseñador. Posibilitaron la existencia de un diseño poético, artístico e incluso subversivo que terminaría por modificar el gusto por el diseño en todo el país, a medio camino entre el anticonsumismo del radical design de los sesenta y la postmodernidad de los ochenta.

La publicación recoge los testimonios de algunos de los promotores de la idea, en el momento miembros de la Junta Rectora de ADI-FAD (Agrupació de Disseny Industrial del Foment de les Arts Decoratives) como Santiago Roqueta, Beth Galí, Carmen Sánchez-Diezma, Lluís Pau, Carles Riart y Josep Lluscà así como de Fernando Amat propietario de Vinçon, y de diseñadores y artistas como Ramon Bigas, Silvia Gubern o Santi Giró.

El libro se complemente con un epílogo, a cargo de Llorenç Bonet y Joana Teixidor, editores de Tenov, que rastrea la actualidad en busca de las huellas de Disueño, y detecta cómo la actitud de los participantes de Disueño (una actitud que se sitúa entre lo comprometido, lo subversivo y lo irreverente) se ha mantenido presente en el diseño barcelonés, y se encuentra en la escena actual, en trabajos como los de Sara de Ubieta, Cristian Herrera, Guillermo Santomà o Takk, entre otros.