Cuando los propietarios se hicieron con el espacio, se encontraron con un lugar muy tosco, ya que se trataba de una antigua fábrica que había sido dividida en varios apartamentos y eso definía mucho el proyecto, al menos a priori. Ubicado en la ciudad de Pantin, cerca de París, se trata de uno de esos suburbios industriales que se está poniendo muy de moda y que conjuga diferentes estilos a nivel urbano. Así que el desafío al que se enfrentaron Ophélie & Edouard, de Space Factory, era, cuanto menos, interesante.
"Teníamos que crear un diseño para una familia en 66 metros cuadrados y un espacio dúplex", comienzan a explicar. "Sabíamos desde el principio que el salón principal estaría en el primer piso por la luz, la altura bajo el techo y el acceso a la terraza. Así que los dormitorios y el baño tenían que estar en la planta baja, que no es la forma más intuitiva de organizar un espacio. Pero hicimos que funcionara creando un pasillo que separa la entrada de los dormitorios y el baño".
Abriendo espacios
El estudio llevaba un tiempo pensando en entrar a un proyecto con la posibilidad de convertir un ambiente en una "habitación sin paredes". Y sin duda la parte de los espacios comunes de este piso era el lugar idóneo para poner en marcha este deseo. "Esta cocina era perfecta para esto porque necesitaba dividirse en zonas en este diseño abierto. Creamos esta caja metálica a su alrededor para zonificar el territorio de la cocina en este contexto de planta abierta. También es una forma de crear una escala en este espacio que se encuentra muy por debajo del techo".
Como el espacio era limitado, se huyó de cualquier paramento vertical, y la jugada fue una cocina resuelta en dos líneas, con una armadura mínima, almacenamiento y electrodomésticos ocultos, para no impedir el paso de luz natural. Alrededor gira la zona de estar y comedor, espacios que no se distinguen especialmente, pero que forman un espacio común muy agradable.
Llama la atención la estantería, resuelta en negro y siguiendo la forma de la pared, un acierto que pudo ser posible gracias a la enorme cantidad de luz de que dispone esta planta, con acceso además a la terraza.
"Al tratarse de un espacio original en tan mal estado, no mantuvimos prácticamente nada, solo los bloques visibles en la entrada y el marco del techo visible cerca de las ventanas. En cuanto a materiales o colores, la apuesta fueron los naturales como el verde, la madera y el hormigón, sobre todo el de las escaleras, que recuerdan la historia del lugar".