Situada en la cresta de una colina de Aleomandra, en la isla de Mykonos, aunque apenas visible, se alza esta casa de vacaciones que mira directamente al mar y a la puesta de sol sobre la vecina isla de Delos. La casa, proyectada por el estudio ateniense K-Studio, cuenta con seis habitaciones a fin de convertirse en un punto de reunión para amigos y familiares de su joven pareja de propietarios. Para ello, la casa se abre al exterior con impresionantes panorámicas, rodeada de vegetación autóctona y de paredes de piedra que la protegen de miradas y golpes de viento.

La casa está construida sobre la idea de una vida de verano lenta y relajada, y fomenta la conexión consciente con la familia, los amigos y la libertad de existir pacíficamente en plena naturaleza. Para crear una casa que permitiera a los huéspedes disfrutar del exterior durante todo el día, ha sido necesaria filtrar la luz natural que regala el clima miconiano, proporcionando sombra y protección de los elementos. Y aunque la casa necesitaba acomodar un gran número de huéspedes no se quiso dominar el paisaje con volúmenes sobredimensionados. Inspirados por la humilde complejidad de la tradicional isla vernácula, el equipo de K-Studio ha minimizado la arquitectura a dos pequeños volúmenes tradicionalmente encalados y un tercio de piedra excavada en el lugar, construidos alrededor de un gran patio cubierto por una amplia pérgola de castaños. Pese a sus dimensiones, la cubierta presenta un aspecto ligero bajo la cual se ha habilitado un comedor y un salón exteriores que se convierten en el corazón de la vivienda. Debajo del jardín de la piscina están los dormitorios privados, separados para mayor privacidad y mejor disfrute de la vista ininterrumpida sobre el jardín inferior hacia el mar. Su separación reduce aún más el impacto general de la casa y divide limpiamente el espacio social y privado.