Cuando un trabajador de la hostelería, una administrativa de empresa, un aprendiz de carpintero, un aficionado a las artes plásticas y una maestra unieron sus fuerzas nació lo que hoy es Lorenzo Design. Esta cooperativa familiar centrada en la artesanía de la madera, fundada en 2015 y compuesta en total por nueve empleados, trabaja desde su pequeño taller de Galicia para grandes templos de la gastronomía de Europa y Estados Unidos. No en vano se ha hecho un hueco en la Guía Repsol y en Homo Faber, la biblia de la artesanía europea. Isabel Lorenzo y Fernando Sangiovanni emigraron desde Uruguay con sus hijos, Joaquín, Camila y Agustín, para vivir en Santiago de Compostela.
En el casco antiguo de la ciudad montaron un taller donde trabajaban el nogal o el cerezo en forma de juguetes, tablas de cocina y cuadros. En 2017 conocieron a Javier Olleros, cocinero del restaurante Culler de Pau en O Grove, Pontevedra, con dos estrellas Michelin, que les hizo ver que lo suyo era producir platos, utensilios, recipientes y demás piezas de servicio destinadas a la gastronomía de alto nivel.
La grandeza de lo pequeño
Cerrada la puerta del taller, se abrió una ventana que además encuadra a "Santi, Xoel, Pequi, Gustavo y Martín, cinco grandes trabajadores que aportan talento, mucha creatividad y esfuerzo para poder trabajar tanto en la alta cocina como en el interiorismo", dice Fernando. Naturaleza, arte y vida cotidiana inspiran una labor manual que aspiran a que "sea sostenible, siguiendo un modelo económico basado en colaborar y compartir, y en el trabajo digno como herramienta para mejorar la vida de las personas y las comunidades", añade. Toda una declaración de intenciones que reafirma lo que indican en su perfil de Instagram: "Es mejor trabajar diez días en un objeto que producir diez objetos en un día". Valor cocinado a fuego lento.