Una planta de casa que me ha acompañado desde que era pequeña y ha crecido a mi lado, convirtiéndose así en parte del hogar en el que me he criado. Fue un regalo que le hicieron a mi madre, y ella se ha preocupado de mantener con vida año tras año. Para lograrlo, no ha necesitado de mucho esfuerzo, ya que la planta no lo pone difícil en cuanto a su supervivencia se refiere.
Su nombre es Palma de Areca y, como has podido ver, es muy resistente. Seguro que te has topado con algún ejemplar de esta planta purificadora que te ha devuelto un aire limpio o te ha proporcionado un lugar de sombra en el exterior. Es una maravilla porque la puedes colocar tanto dentro como fuera de casa, ¡y genera naturalidad y estilo al espacio!
Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en Arquitectura y Diseño suscríbete a nuestra newsletter.
Belleza en su porte
La también llamada Dypsis Lutescens, o palmera amarilla, pertenece, como su nombre indica, a la familia de las palmeras, Arecaceae. Es una de las muchas especies de arecas que existen y es originaria de los bosques húmedos y tropicales, principalmente de Madagascar.
Sus hojas caen, con un gran número de foliolos, y se superponen, llenando cualquier estancia de verde y destellos amarillos, y conformando una estructura que puede superar los dos metros de altura. No nos sorprende que su porte acabe siendo majestuoso y quede cubierto con sus extensas hojas.
Viste cualquier estancia
Las hojas de la Palma de Areca son capaces de renovar el aire, de modo que resulta ideal para interiores porque se trata de espacios cerrados en los que muchas veces se vuelve difícil ventilar. Su estética puede vestir con sencillez una estancia, y con calma tropical, de modo que puede ubicarse en cualquier rincón o espacio vacío en casa, o incluso acompañar una ventana que reciba el sol indirectamente.
Es muy decorativas y nos transporta a un ambiente caribeño repleto de palmeras, así que puedes tenerla en una maceta que potencie el espacio y le agregue naturalidad y un aspecto exótico. Además, queda genial una composición de varias plantas de areca, o de una de ellas con otras plantas para el salón o el recibidor, por ejemplo.
Para interiores, y también exteriores
En climas cálidos y tropicales, como en Canarias, podemos tenerla también en el jardín sin ningún tipo de problema. Aunque se acostumbra a tenerlas dentro de casa, es una buena idea incluirlas en el exterior, más aún si se dispone de muchos metros cuadrados porque puedes optar por una areca imponente, ya que cuánto más grande es, más aire depura.
Más específicamente, purifica de 12 a 18 mcg de xileno la hora, y entre 10 y 20 de tolueno. Además, proporciona una agradable sombra muy tropical para todo aquel que quiera librarse del sol sofocante mientras disfruta del día en el patio o jardín de casa.
Sus cuidados: escasos, pero importantes
Conservar una Palma de Areca no es muy complicado, solo hay que tener en cuenta que necesita ubicarse en puntos luminosos, pero sin sol directo porque sus hojas se pueden quemar. Aunque su procedencia sea tropical, se puede cultivar en semisombra, y se ha de regar 2 o 3 veces al mes en invierno, y 2 o 3 veces por semana en verano. Estos han de ser, eso sí, abundantes y regulares sin que se llegue a encharcar.
Su temperatura ideal se encuentra entre los 18 y los 25 grados, y si se logra que se aclimate al exterior, soportará todavía más el frío. También exige un ambiente con mucha humedad, de manera que los meses calurosos se deberán pulverizar sus hojas para que transpire mejor.
Por último, hay que prestar atención al color de sus hojas, por si adquieren, por ejemplo, una tonalidad marrón o demasiado amarillenta, puesto que puede significar que tienen una plaga, han sufrido un exceso de riego o una escasez de humedad, etcétera.