El minimalismo cálido es una tendencia que ya se ha robado el protagonismo en salones, dormitorios y ahora también en la cocina. No nos sorprende, ya que esta zona de la casa promete ser la reina de cambios y renovaciones en 2025. Esta fuerte tendencia se debe a que cada vez es más frecuente abrir la cocina al salón, promoviendo así su exposición frente a invitados y familiares.
Hace mucho tiempo la cocina dejó de ser un lugar "privado" en nuestra casa. Hoy en día, su decoración, colores, texturas y muebles son tan importantes como los del comedor o el recibidor. Y qué mejor manera de darle vida que con una propuesta tan acogedora como la que ofrece el minimalismo cálido. Un estilo que cae como anillo al dedo entre los requerimientos estéticos de la cocina actual: ser una estancia acogedora, serena y que invite a compartir entre seres queridos.
La base del minimalismo cálido
Antes que todo, conviene revisar los conceptos básicos del minimalismo cálido. Este estilo combina la simplicidad del diseño depurado con la calidez de las texturas, los muebles de materiales naturales y los colores suaves. Se enfoca en crear espacios funcionales, relajantes y acogedores.
Veremos que en estancias decoradas con este estilo reinan los materiales como la madera (su máxima protagonista), las fibras naturales, el mármol y los tejidos orgánicos. Asimismo, predominan los tonos neutros y los colores cálidos y terrosos. La luz natural, el orden, los espacios despejados y las líneas limpias y curvas, también son elementos importantes.
Utiliza materiales naturales
Para una cocina decorada con toques de minimalismo cálido, es fundamental el uso de materiales naturales. La madera, sin duda, es el componente principal. Aquellas maderas claras, pulidas y con suaves vetas naturales, son las más adecuadas.
Combina con otros elementos como encimeras de mármol, lámparas de yute, alfombras de lana, taburetes tejidos o sillas tapizadas en cuero o borreguito.
Tonos suaves y cálidos
En segundo lugar, aprovecha la gran variedad de colores que ofrecen los tonos tierra: beige, blanco roto y marrones claros dominan en este estilo. Esta gama cromática amplía visualmente el espacio y provoca una atmósfera relajante, ideal para una cocina acogedora. Los acentos sutiles en tonos como el verde musgo, el terracota, el azul inglés, incluso un elegante dorado, son perfectos para añadir profundidad e interés visual.
No te olvides del lema "menos es más"
Aunque cálidas, las cocinas de este tipo siguen siendo minimalistas. Por lo tanto, no vale olvidarse del lema "menos es más". En las cocinas de este tipo, la funcionalidad manda; por lo tanto, evita accesorios o electrodomésticos que realmente no usarás en el día a día. Prefiere un mobiliario de líneas simples y depuradas, sin ornamentos superfluos e innecesarios. Idealmente, opta por armarios de pomos invisibles o con uñeros, encimeras despejadas y estanterías abiertas, pero con pocos elementos.
Aprovecha la luz natural y potencia la artificial
Aunque son difíciles de encontrar, las cocinas con luz natural son las más preciadas y fáciles de decorar. Sabemos que no siempre es posible, por eso la iluminación artificial juega un papel crucial en el minimalismo cálido. Lo que buscamos es generar una iluminación que realce las texturas y los colores, creando un ambiente íntimo, suave y acogedor. En contraste, evita las cortinas pesadas y las bombillas frías.
Texturas artesanales y detalles naturales
Por último, asegúrate de contar con alguna pieza o mueble de textura enriquecida. Por ejemplo, armarios con frentes enrejados o puertas estriadas, sillas o taburetes tejidos y lámparas en fibras naturales. Asimismo, la vajilla de bambú o de cerámica es perfecta para dar un toque orgánico a la cocina. Tablas de cortar de madera, plantas pequeñas, manteles de lino y adornos artesanales cumplen la misma función. Eso sí, no hay necesidad de decorar con absolutamente todos estos elementos. Recuerda que basta con elegir los más significativos para ti y crear un equilibrio entre riqueza visual y serenidad.