Separar la cocina del salón se ha convertido en una discusión tan recurrente como elegir entre tortilla con o sin cebolla. Hay defensores fervientes de cada opción, pero al final, como dice el diseñador Abel Pérez desde su estudio en Barcelona, Àbag Studio, la decisión debería basarse en algo más sencillo y más lógico: entender cómo se vive realmente cada espacio. Porque no es cuestión de elegir al azar o por tendencia, sino de adaptar la separación a las necesidades del día a día.
Pensemos en las casas como esos libros de «elige tu propia aventura»: cada familia tiene su manera de habitarlas. Abel lo tiene claro: "La cocina y el salón son zonas de gran uso diario, por lo que su relación debe resolverse desde la funcionalidad y la estética. No se trata de dividir por dividir, sino de establecer una transición que permita fluidez visual y, al mismo tiempo, cierta intimidad". Así, la clave para lograr esa transición sin errores está en saber qué soluciones adoptar y cuáles evitar a toda costa.

Cocina Alcalá de Àbag Studio
Àbag Studio
Errores que estorban más que separan
Una separación mal ejecutada puede generar el efecto contrario al buscado, y según Abel Pérez, los errores suelen ser recurrentes. "Uno de los errores más comunes es recurrir a elementos que entorpecen el paso, como tabiques o muebles mal ubicados", advierte. En su experiencia al frente de Àbag Studio, ha visto demasiadas veces cómo estas decisiones restan luz natural o complican la circulación cotidiana.
Para Abel, la solución radica en evitar diseños rígidos que condicionen el espacio: "En Àbag apostamos por soluciones integradas, donde cada elemento aporta sin imponerse". La apuesta clara es por intervenciones respetuosas con la arquitectura original que permitan a cada espacio respirar y comunicarse.

Proyecto Villaroel de Àbag Studio
Àbag Studio
Soluciones creativas más allá de la isla
Aunque la isla o la barra son opciones que siempre están sobre la mesa—literal y metafóricamente—, Abel prefiere sugerir soluciones que aportan personalidad y versatilidad. "Nos gusta trabajar con elementos que tengan carácter y aporten funcionalidad. Paneles móviles, estanterías abiertas, celosías de madera o paneles con tejidos acristalados son recursos que usamos con frecuencia", comenta el diseñador.
También hay alternativas aún más innovadoras, como marcar transiciones sutiles con cambios de nivel en suelos o techos. Son detalles casi imperceptibles que crean una división visual clara sin necesidad de cerrar físicamente el ambiente.
Materiales que hablan por sí solos
Elegir los materiales correctos puede definir claramente la separación entre la cocina y el salón sin romper la armonía visual del hogar. Abel Pérez subraya la importancia de mantener "una coherencia conceptual que dé unidad al proyecto", optando siempre por "materiales nobles y honestos: madera natural, piedra, metal y cristal". Estos materiales, además de aportar belleza, funcionan como códigos visuales efectivos.
Una textura diferente en el pavimento, un revestimiento especial o incluso un ligero desnivel en el techo pueden establecer claramente los límites sin restar fluidez. "Todo ello ayuda a separar sin perder unidad. Es importante no competir con los elementos arquitectónicos existentes, sino acompañarlos", enfatiza.
Soluciones prácticas para espacios pequeños
En viviendas pequeñas, donde cada centímetro cuenta, separar cocina y salón sin restar amplitud puede ser especialmente desafiante. Abel Pérez destaca que actualmente hay una tendencia clara hacia espacios multifuncionales: "Cada vez se valora más la idea del hogar multifuncional, donde un mismo espacio puede cumplir distintos roles a lo largo del día". Aquí, soluciones como celosías modulares, paneles textiles o una iluminación estratégica permiten redefinir los usos de manera flexible, manteniendo siempre la continuidad visual.
Por otro lado, quienes viven de alquiler y no pueden hacer grandes modificaciones tienen opciones rápidas y efectivas. Según Abel, "la clave está en intervenir sin construir". Un mueble abierto tipo estantería o colocar estratégicamente la mesa de comedor entre ambos espacios puede ser suficiente para marcar una transición visual efectiva. Incluso algo tan sencillo como una alfombra o una lámpara suspendida estratégicamente puede reforzar la división sin necesidad de obras.
Al final, separar la cocina del salón no es una cuestión de gustos pasajeros ni tendencias efímeras, sino de saber cómo vivimos realmente en nuestra casa y qué necesitamos de ella cada día.