Fran Silvestre es sin duda uno de los grandes protagonistas del panorama arquitectónico nacional gracias a una serie de proyectos residenciales que, entre otras cosas, indagan en cuestiones como la integración en el paisaje o el juego de líneas y volúmenes. Sus viviendas son, por lo general, volúmenes monolíticos cuya geometría está cuidadosamente pensada para encajar en una montaña o potenciar las vistas y el contacto con el paisaje. La 'Casa en la Ladera de un Castillo'; la 'Casa Hofmann' o la 'Casa del Acantilado' son buenos ejemplos de proyectos pensados para acoplarse como un guante a un desnivel difícil, sentir la brisa del mar o disfrutar de sus vistas.
Una espectacular vivienda unifamiliar en Madrid
En esta ocasión nos hemos fijado en la que ha bautizado como 'Casa Compluvium': una vivienda unifamiliar en Madrid, de cuyo interiorismo se ha encargado Alfaro Hofmann, que cuenta con más de 600 m2 divididos en planta sótano, baja y alta. Aquí, de nuevo, el juego de volúmenes y la relación entre los espacios tiene como fin último exprimir el nexo del interior con el exterior y de la vivienda en general con el entorno; algo que ya ha explorado de forma parecida a esta en la 'Casa de Arena' o, incluso, en la fantástica (y archipublicada) 'Casa Atrio'.
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La reinterpretación del corazón de la domus romana
Explica Silvestre que los antiguos griegos, etruscos y romanos "implementaron en sus residencias aristocráticas un nuevo sistema arquitectónico conocido como compluvium, diseñado para canalizar el agua de lluvia hacia el impluvium". Esta estructura, en el corazón de la domus, no solo tenía una función práctica inicial de expulsar el humo de las fogatas internas, sino que evolucionó para mejorar aspectos fundamentales como la iluminación natural, la ventilación de los ambientes y la acumulación eficiente del agua de lluvia.
Continúa explicando el arquitecto que, con el tiempo, el compluvium aumentó en tamaño y complejidad, convirtiéndose en un elemento crucial para la estética y funcionalidad de la casa, optimizando el confort y el bienestar de sus ocupantes. Este sistema no solo reflejaba la sofisticación técnica de estas culturas, sino que también "subrayaba la importancia del agua como recurso central en la vida doméstica y ritual".
Vistas ininterrumpidas sobre la capital sin renunciar a la privacidad
Silvestre reinterpreta aquí ese elemento adaptándolo a una vivienda contemporánea para aportar privacidad con respecto las construcciones vecinas, pero también para volcar todos los ambientes a ese espacio interior. De hecho, lo primero que salta a la vista al ver las fotos de la casa, más allá de su estética sintética y líneas limpias, es precisamente ese patio central con piscina desde el que se disfruta de vistas ininterrumpidas sobre una parte de la capital.
Efectivamente, la casa, al igual que las antiguas domus romanas, utiliza el elemento central para protegerse y para organizar al tiempo el espacio interior. Así, todas las habitaciones y áreas comunes de la casa se distribuyen alrededor de este núcleo, abriéndose visualmente a él.
Una piscina estratégicamente colocada que remite al origen del compluvium
"La funcionalidad dual de este diseño permite que la casa disfrute de una espacialidad abierta y fluida, mientras mantiene una atmósfera protegida", recalca el arquitecto. Además, la interacción entre el interior y el exterior se enriquece con la piscina, "que no solo refresca el ambiente, sino que también ofrece un punto focal visual y acústico". La piscina se ha colocado estratégicamente para aprovechar las vistas sobre las casas adyacentes, "ofreciendo un escaparate visual hacia el cielo y los elementos naturales, recordando así la funcionalidad original del compluvium romano".