Era 2014 y Taylor Swift lanzaba el videoclip para su (sarcástica) canción Blank Space. Los diferentes cambios de vestuario –todos ejemplos de las colecciones de alta costura de aquel año–, ocuparon líneas y líneas en la prensa especializada y la canción se convirtió en otro hit planetario. Ahora vuelve a ser noticia, pero no por la cuidada estética preppy y glamurosa que enmarcan esas imágenes, sino porque la mansión donde la cantante sufría un breakdown dramático al más puro estilo Chicas Malas acaba de ser comprada por 8,25 millones de dólares.
Una excusa que hemos aprovechado para abrir las puertas y visitar desde dentro la vivienda, así como los jardines donde también sucede buena parte de las escenas del vídeo. Después de haber visitado las casas ficticias de Adele y C. Tangana para sus videos musicales, hacemos lo propio con Taylor Swift.
Este palacio histórico, construido en 1917, fue la vivienda particular más grande del país en sus primeros años de vida. Se encuentra en Long Island (isla en la costa atlántica de la ciudad de Nueva York, lo que la convierte en el destino de playa para muchos residentes de Manhattan) y cuenta con doce habitaciones (y doce aseos) de techos altos inspirados en los de las catedrales. Todo con detalles en materiales de lujo como el mármol y el oro. Las zonas donde se rodaron imágenes del Blank Space, como el comedor, cuentan con chimeneas sinuosas, lámparas de araña en el techo y paneles de madera en las paredes que muestran un impresionante trabajo de marquetería.