La propietaria de este piso de inspiración nórdica es una mujer de setenta años que quería, ante todo, comodidad. Pero que no estaba dispuesta a renunciar al diseño. Por eso, el estudio trabajó sobre la idea de hacer una casa acogedora, pero con mucho estilo, con un resultado brillante. 

Una de las decisiones más importante fue prescindir del pasillo y sustituirlo por un módulo de madera que incorpora el televisor, el aire acondicionado y un sistema de almacenamiento. De esta forma, se aprovecha mejor el espacio y se logra contacto visual desde todos los rincones.

La continuidad en cuanto a materiales y a colores hace que el conjunto sea muy coherente. Y que vivir en este piso se convierta en una experiencia relajada y feliz.