"Nuestro mayor objetivo fue reforzar y consolidar el concepto de un piso clásico del Eixample del siglo pasado, a través de un lenguaje arquitectónico conciso y claro, recuperando elementos antiguos pero adaptándolo a las necesidades actuales", explican los arquitectos del estudio Sigla. Hablan de la reforma que han llevado a cabo en un apartamento de 220 metros cuadrados, ubicado en un edificio de 1945. En ella, los propietarios (una pareja con dos niños pequeños y un gato), que se dejaron aconsejar por los diseñadores para recuperar la belleza original de la vivienda.
Un diálogo con el pasado
"El piso contaba con elementos muy característicos del modernismo catalán, afines al clasicismo que desprende el tradicional barrio barcelonés del Eixample", cuentan desde Sigla. "En las primeras reuniones con los clientes, nos vino a la memoria John Summerson, que afirma que el lenguaje clásico de la arquitectura se asemeja al "latín" de la arquitectura y por lo tanto es algo que se puede reconocer inmediatamente al verlo", apuntan. Con esto en mente, propusieron una reforma en la que lograr dar coherencia a este estilo clásico, con sus elementos originales, como vidrieras y carpinterías, techos de revoltón cerámico o molduras de madera.
"Se trataba de una vivienda de techos altos, con espacios que parecen cajas comunicadas entre sí, algo muy propio de los edificios modernistas de principio de siglo XX. Estas cajas venían dadas por el sistema tradicional de muros de carga y techos de vigas de acero o madera y bóveda catalana de cerámica", nos cuentan los arquitectos. La novedad, tras la reforma, radica en la distribución, en la que ahora se ha desplazado la cocina al centro de la vivienda y se han creado aperturas entre las 'cajas' originales para crear una relación y dar luminosidad a las diferentes estancias.