En la entrada, el patio de grava blanca y abedules construye un espacio de transición: el bosque se contiene, por así decir, dando paso a la casa. En la parte trasera, un patio de hierbas dibuja otro umbral, que abre camino al bosque, con actividades al aire libre que alientan largas excursiones más allá del límite de la parcela. Entre ambos patios, la casa austera, revestida con delgados listones de madera y ventanas con marcos negros, como una elegante y contemporánea continuidad con el bosque. La distribución interior separa zonas públicas y privadas mediante una terraza cubierta, con vistas a la fronda de abedules y que parece tallada en la masa del edificio.

A un lado, la sala de estar de planta abierta, con la cocina, el comedor y un salón a doble altura en cuyo centro una chimenea cilíndrica de leña irradia calor y fulgor. Al otro lado, la zona privada, que incluye un espacio ascético, con una sala de yoga y meditación dominado por una ventana con vistas que invitan a interiorizar la experiencia del retiro en el bosque. En la planta superior, el dormitorio principal, con un ventanal que transparenta la plácida belleza de los abedules con sus troncos plateados, el diseño parece querer extraer de ese exterior orgánico los tonos y las texturas de las telas y de cada objeto complementario. Destaca, en la distribución interior, el diseño de signo contemporáneo de los espacios, con sus cortes, sus intersecciones entre las áreas, sus pasillos como senderos de luz que, de una manera u otra, siempre conducen al bosque.