Hay edificios que acumulan tantas vidas como años. Espacios que cuentan historias en capas, como una buena novela rusa, donde cada inquilino deja un rastro invisible pero tangible. La última aventura arquitectónica de Carolina Sorgi, fundadora de Sorgi Studio, hace precisamente esto: convertir un despacho de abogados en la calle Sagasta en tres elegantes apartamentos, regalándole una nueva trama a un edificio con alma histórica en pleno barrio de Justicia. Si las paredes hablaran, seguramente hoy estarían brindando.
Madrid, que nunca pierde la capacidad de reinventarse, ha sido el escenario de esta metamorfosis. Como quien revive un clásico literario con una adaptación contemporánea, Sorgi consigue dar al edificio una nueva vida residencial, respetando su esencia original: un proyecto que es puro equilibrio entre herencia y modernidad, “un clásico contemporáneo, funcional y atemporal”.
El desafío de transformar lo histórico en habitable
Cuando el propietario adquirió esta vivienda, la intención era clara: convertir un inmueble de 410 metros cuadrados, utilizado como despacho de abogados, en tres apartamentos independientes con superficies muy distintas: uno de 3 habitaciones con 152 m², otro de 2 habitaciones con 115 m², y un coqueto piso de 1 habitación con 80 m². “El objetivo era transformar este espacio en viviendas diferenciadas, adaptadas a distintos perfiles de usuario”, señala Carolina. Y no era tarea fácil.