La ubicación en una urbanización del Pirineo determinó en gran parte la tipología de refugio de montaña para este proyecto de casa de vacaciones diseñada por Marc Mogas junto con Jordi Roig, del estudio Mogas Arquitectes, y realizada por la firma Arquima. Este punto de partida significaba construir un espacio de dimensiones reducidas, con baja tecnificación y una paleta limitada de materiales. Con la intención de controlar el coste de la obra, se tomaron tres decisiones: minimizar la excavación compensando la extracción de tierras con la aportación, prefabricar la casa mediante paneles –acotados por las medidas máximas de transporte en camión– y limitar al máximo los medios auxiliares en la construcción in situ. Se plantearon tres módulos: un módulo de habitaciones, un módulo para la sala estar y cocina y un tercer módulo para la cubierta de la zona de día y el altillo. La casa se sustenta sobre unos muros de entramado ligero de pino, con montantes separados para optimizar los tableros, rellenos con una doble capa de aislamiento de lana de roca y forrados por el exterior por una fachada ventilada de madera.
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