Cuando se habla de productos de Km 0, en realidad nos referimos a todo aquello que procede de una distancia inferior a 100 kilómetros entre el punto donde se cultiva –en el caso de los alimentos– o produce, y donde se consume. Pero esta casa es un ejemplo de Km 0 stricto sensu, ya que sus habitantes solo necesitan subir al tejado, o bajar al huerto anexo, para proveerse de los vegetales que necesiten para la mesa.

El proyecto del estudio RicharDavidArchitekti en Horice, República Checa, nació de la decisión de ubicar la casa en medio de la parcela para aprovechar mejor las vistas y el espacio circundante, lo que supuso ubicar el invernadero, que en principio iba a ser una construcción separada, encima de la vivienda.

Aunque ambos componentes son estructural y programáticamente diferentes, los arquitectos han conseguido integrarlos de forma armoniosa. Así, la casa se ha realizado con paredes de mampostería forradas por fuera con listones de madera, mientras que la estructura del invernadero fue prefabricada y construida con perfiles de acero galvanizado ligero y el techo de policarbonato hueco.